Llegada del féretro a la catedral de Oviedo durante el funeral del ex jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo, fallecido el domingo en Madrid. / EFE
ESPAÑA

Emotivo adiós a Sabino Fernández Campo, «referente moral» y gran servidor del Estado

Los restos del ex jefe de la Casa del Rey reposan ya en su Oviedo natal, donde recibieron ayer sepultura tras celebrarse un multitudinario funeral

OVIEDO Actualizado: Guardar
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Sabino Fernández Campo descansa en paz. Sus restos reposan ya en el cementerio de San Salvador de su Oviedo natal, donde recibieron sepultura ayer. Hasta allí fueron conducidos desde la catedral ovetense, donde se celebró el emotivo y multitudinario funeral de córpore insepulto por el eterno descanso de un «referente moral» para todos los españoles.

La solemne ceremonia de despedida evidenció el respeto unánime que este gran servidor del Estado concitó en todos los sectores de la política y la sociedad española. Un hombre de Estado que, según su viuda, «murió en plenitud» tras «luchar como un valiente».

El respetuoso silencio, sólo roto por los aplausos para recibir y despedir al féretro, se tradujo ayer en elocuente signo de admiración hacia una figura clave para la transición, a la que tanto deben la democracia como la Monarquía. Sabio, bueno, discreto, leal, valiente, prudente, astuto o patriota fueron algunos de los elogios repetidos en el último adiós a una de las figuras clave de nuestra historia reciente.

El obispo auxiliar de Oviedo, Raúl Berzosa, recibió en la explanada del templo el féretro que portaban a hombros seis de los nietos de Fernández Campo. Le seguían los seis hijos vivos del conde de Latores, y su viuda, María Teresa Álvarez, que rompió a llorar cuando estalló la primera cerrada ovación y se sucedieron las muestras de cariño y respeto hacia su esposo. El ataúd entró al templo al compás de la Marcha fúnebre Antón el Neñu.

La máxima representación institucional estuvo a cargo de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, que ocupó un sitial de preferencia en las primeras bancadas, próxima a la familia, y que se mostró muy afectuosa con la viuda y con los familiares de Fernández Campo.

De riguroso luto, María Teresa Álvarez batalló para contener las lágrimas durante la emotiva ceremonia en la que el coro interpretó páginas de Fauré, Mozart y Bach y que concluyó con el himno de Covadonga. Había roto a llorar al recibir el féretro. Acertó luego a contener una emoción que volvía a desbordarle en la despedida, fundida en un abrazo con la vicepresidenta De la Vega.

«Como un valiente»

Desencajada, pero segura de sí, sacó fuerzas de flaqueza para realizar una de las lecturas del oficio religioso y agradecer a todos su asistencia. «Sabino me respalda. Luchó como un valiente, murió en plenitud, a los 91 años, rodeado del cariño de los suyos».

El templo apenas pudo acoger a todos cuantos quisieron despedir al ex jefe de la Casa del Rey y conde de Latores. Centenares de personas se agolparon en la explanada de la catedral y aplaudieron a la llegada y a la salida de féretro con los restos mortales de Fernández Campo.

Entre los asistentes, amigos muy próximos de Fernández Campo, como el padre Ángel, Blas Herrero, Plácido Arango, Diego Carcedo o Jaime Peñafiel. También Alberto Aza, jefe de la Casa del Rey, Graciano García, director de la Fundación Principado de Asturias, y Menchu Álvarez el Valle, abuela paterna de la princesa de Asturias.

Segundo funeral

Los Reyes y los Príncipes de Asturias, que visitaron el lunes la capilla ardiente en el Tanatorio de la Paz de Madrid, celebrarán hoy otro funeral en la capilla del palacio de El Pardo. La Familia Real al completo asistirá a esta nueva ceremonia en memoria de Sabino Fernández Campo. La oficiará el arzobispo emérito Castrense, monseñor Estepa.