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El tratado nuclear como único límite

TEHERÁN Actualizado: Guardar
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Irán llegó el miércoles en Viena a un principio de acuerdo con Estados Unidos, Francia y Rusia para enriquecer uranio al 20% en los dos últimos países citados con el fin de culminar el proceso antes de que el combustible sea devuelto a la República Islámica.

El borrador del convenio debe ser aprobado hoy por las cuatro partes interesadas, pero ayer el régimen persa ya se adelantó al advertir de que «no aceptará ninguna otra restricción» que las que impone el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN). Así lo afirmó Ali Akbar Salehi, presidente de la agencia iraní de la energía atómica.

Akbar Salehi precisó, además, que su país no necesita, de momento, enriquecer uranio por encima del 4% ó 5% y reveló que los planes son producir alrededor de treinta toneladas de combustible nuclear al año. «Debido al tipo de reactores que poseemos no existe razón alguna para ir más allá», detalló. Akbar Salehi respondía así a una pregunta de un diario local sobre si se había aceptado sólo enriquecer uranio a un porcentaje muy bajo y prescindido de su derecho a uno mayor ante la presión de la comunidad internacional. «No tiene ningún significado que olvidemos nuestro derecho a un enriquecimiento superior que nos ha sido garantizado a través de los tratados internacionales», señaló.

El jefe de la agencia nuclear persa reiteró, no obstante, que si los tres citados países no cumplen a la hora de facilitar el combustible necesario, Irán lo buscará por su propios medios para «alimentar a los 180 hospitales que cada día utilizan radioterapias».

Uranio suficiente

Con la aprobación del acuerdo, los negociadores occidentales creen que se evitaría que el país islámico consiga uranio suficientemente enriquecido para fabricar una bomba atómica. Sin embargo, aunque Teherán insiste una y otra vez en que su plan nuclear tiene fines pacíficos, todo apunta a que ya ha acumulado la cantidad necesaria para poder contar con armamento atómico, aunque tendría que enriquecer el uranio a un mayor nivel.

Y mientras el director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), Mohamed al-Baradei, mostraba su confianza en que todas las partes respalden el preacuerdo, que calificó como «equilibrado», el vicepresidente del Parlamento iraní, Mohammad Reza Bahonar, estiraba la cuerda hacia el otro lado al tacharlo de «inaceptable».