MUNDO

El PKK tiende la mano a Turquía para resolver el conflicto kurdo

Erdogan pide que no se desaproveche un gesto como la rendición de 34 guerrilleros

KABUL Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El proceso de paz en Turquía ha tomado un nuevo impulso con la entrega voluntaria esta semana de 34 milicianos del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Los guerrilleros cruzaron la frontera desde Irak en un gesto de conciliación y dejaron bien claro que actuaban siguiendo órdenes de su mítico líder, Abdalá Ocalan, encarcelado en una prisión otomana desde 1999.

Los rebeldes fueron recibidos como auténticos héroes en la capital del Kurdistán turco, Diyarbakir, donde alrededor de 100.000 personas se congregaron para animarles bajo gritos de «viva la paz». Algunos paisanos incluso habían desplegado pancartas en las que se leía Luchadores del pueblo libre, bienvenidos a vuestra capital.

Aunque pueda parecer un gesto pequeño, la iniciativa del grupo independentista kurdo alimenta las esperanzas para un proceso que pretende poner fin a un conflicto que se ha cobrado más de 40.000 vidas en los últimos veinticinco años.

Tras entregarse, los milicianos fueron interrogados por un equipo de jueces y fiscales y puestos en libertad al cabo de pocas horas, la mayoría sin cargos. El paso dado por el PKK ha sorprendido gratamente a parte de la sociedad turca, especialmente a los partidos afines al primer ministro, Recep Tayyip Erdogan. «¿Es posible no tener esperanzas cuando se ven las fotos del cruce de la frontera de Habur?», se preguntaba Erdogan en el Parlamento.

Abandonar las armas

Según el diario oficialista Yeni-Safak, el PKK podría estar colaborando con los servicios de espionaje turcos para que sus 4.000 miembros que luchan desde la frontera con Irak abandonen las armas. Mientras que el 70% sería liberado y podría vivir en suelo otomano, unos setecientos tendrían que refugiarse en Siria y los líderes, unos 225, serían enviados a Suecia o Noruega, donde ya viven exiliados un nutrido grupo de kurdos.

Las líneas principales del proceso de paz impulsado en agosto por Erdogan, que ha denominado Apertura Democrática, aún no se han hecho públicas. Se espera que incluyan una mayor libertad de expresión, más educación en lengua kurda y un cambio en la definición de ciudadanía que hace la Constitución y que les define como turcos. Por ahora, el Gobierno sólo se ha reunido con el jefe de la principal formación legal kurda, el Partido de la Sociedad Democrática (DTP), encabezado por Ahmet Türk.

Erdogan no las tiene todas consigo y, aunque más de la mitad de la población apoya el proceso de paz, gran parte de la oposición, así como las asociaciones de víctimas del terrorismo, rechazan negociar. Tanto Turquía como la UE y EE UU mantienen al PKK en su lista negra.

Pero mientras que el proyecto de Erdogan está paralizado a la espera de que se negocien más apoyos parlamentarios, el PKK ha encontrado el momento perfecto para tomar la iniciativa.

Afganistán ha puesto ya en marcha los preparativos de cara a la segunda ronda de los comicios presidenciales del próximo día 7 de noviembre. La Comisión Electoral (IEC) comenzó ayer el envío de material electoral «no sensible» a las provincias, que incluye las urnas, los sellos y la tinta para marcar a quienes ya han votado, pues las papeletas, consideradas elementos de riesgo, serán enviadas con 48 horas de antelación para evitar el fraude.

La IEC convocó el pasado martes una segunda vuelta electoral tras invalidar los votos fraudulentos de la primera, celebrada el 20 de agosto, y confirmar que el actual presidente, Hamed Karzai, no había logrado la mayoría absoluta necesaria para revalidar el mandato. Según los últimos datos de la Comisión, Karzai obtuvo en la primera vuelta el 49,67% de los sufragios y su rival, Abdalá Abdalá, el 30,59%.

El portavoz de la IEC, Noor Mohammad Noor, defendió al organismo de las denuncias de participación en el fraude, al asegurar que los 200 funcionarios de distrito electoral expulsados de sus puestos no son miembros de la Comisión, sino personal de la misión de la ONU.