En la web que utilizó Benajamín, los jóvenes son puntuados por los usuarios sobre su atractivo./ L. V.
Ciudadanos

El depredador del Báltico

Benjamín Cabello, el ciberacosador de Puerto Real, utilizaba webs de puntuación de adolescentes para contactar con sus víctimas. Los vídeos que obtenía se remontan a noviembre de 2007 y se extienden desde Holanda a Estonia

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«Rate» significa en inglés «valorar», «tasar»... En definitiva, «puntuar». Y es el nombre de la página web estonia donde captó a sus víctimas Benjamín Cabello, el joven puertorrealeño de 22 años que ha sido detenido y enviado a prisión por coaccionar supuestamente a chicos menores de edad a través de Internet, y obtener de ellos imágenes pornográficas.

La web tiene sus equivalentes en español, con páginas como Sexy o no? o Vota mi cuerpo, en las que los jóvenes exponen vídeos y fotos suyas con poses insinuantes, y las someten a las votaciones del resto de usuarios. En ella se admite, incluso, el registro de jóvenes adolescentes y cuentan con espacios de contactos en los que se pueden «hacer amigos».

Benjamín se registró en este portal estonio con nombres femeninos e identidades falsas, como Lisha o Elisa, así como apodos como Morenita -aunque también se hacía llamar rubiaorient-, a las que asignó imágenes de strippers amateurs bajadas de Internet con las que engatusaba a los jóvenes en Estonia con todo tipo de mentiras. «Estudio en un instituto estonio», «Tengo 15 años y vivo en Tallin», les aseguraba en inglés en largas conversaciones de horas a través del messenger. Sin duda, dedicaba tiempo a su obsesión. Incluso les prometió tener contactos sexuales para obtener de ellos imágenes en las que aparecieran desnudos.

De Lisha a Benjy

Así contactó con la primera víctima que destapó y denunció el acoso, de la localidad de Lääne (Estonia), apodado como Kaspar y cuyo nombre dio nombre a la operación policial «Cri Tiri» en 2008. El joven aseguraba que un tal «Benjy», tenía un vídeo suyo, que había sido distribuido a sus amigos y conocidos.

Según la investigación policial, los vídeos que obtuvo Benjamín se remontan a noviembre de 2007. Aunque la primera vez que fue detenido por la Policía, tras la petición de las autoridades estonias a través de Interpol, fue un año después, en 2008. En aquella ocasión se hallaron fotografías y vídeos de hasta 70 menores en el portátil del supuesto acosador. Hasta ahora sólo han aparecido víctimas de origen estonio -ya que la investigación partió allí-, aunque también existen imágenes de noruegos y holandeses. Con todo, el joven quedó en libertad con cargos por el juez instructor de Madrid. Según la Policía, fue después de la instrucción cuando se tuvo conocimiento del suicidio de una de sus víctimas, también estonio, que no soportó la presión.

El joven acosador había estudiado un módulo de informática, y había trabajado incluso en la televisión local de Puerto Real, con la que tenía además la conexión de Internet, que tras la detención le fue suprimida.

El juez de Puerto Real que instruye el caso ahora, sí ha decretado la prisión condicional, después de que la Policía española lo detuviese por segunda vez el pasado jueves a petición -de nuevo- de la policía de Estonia. Un nuevo adolescente de 15 años -apodado como Mikk- había denunciado las coacciones, aunque ahora el ciberacosador utilizaba su propio móvil para contactar con él y otro joven -Maxx-, a los que obligó a grabar un vídeo erótico juntos. En esta ocasión no hubo que rastrear su pista, pues el número de teléfono que utilizaba coincidía con el registrado en la detención anterior. En la lista de contactos tenía incluso el número de vecinos de sus víctimas, a los que también instigaba.

Según la investigación fue el enorme aumento del gasto telefónico de Mikk, el joven de 15 años que denunció a Benjamín a mediados de 2009, lo que permitió detectar que el joven puertorrealeño había vuelto a las andadas. En las facturas aparecían conferencias diarias a un número español, así que los padres preguntaron a su hijo. Éste lo confesó todo. Benjamín lo obligaba a llamarlo a diario. En el móvil del acosador se hallaron mensajes que decían «si no me llama hoy, le joderé la vida».