La obra de rehabilitación del gaditano castillo de San Sebastián está ya a pleno rendimiento. / SERGIO MARTOREIL
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Diez pabellones de acabado metálico serán lo único moderno del castillo

La obra en San Sebastián se centra en rehabilitar los edificios originales, pero en la avanzada se dejará espacio para estas construcciones, que podrían permanecer después de 2012

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A nadie le gusta la comparación, por aquello de la rivalidad entre ciudades, pero la idea del castillo como epicentro de la celebración del Bicentenario sigue la senda de la isla de la Cartuja de Sevilla. Diez pabellones, que albergarán a las representaciones de los países iberoamericanos además de las diferentes comunidades autónomas, se levantarán en la avanzada del castillo (la segunda isla).

Serán construcciones efímeras, porque al ser este terreno zona de dominio marítimo terrestre y además estar catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) prácticamente no se puede edificar nada.

Sin embargo, eso no significa que los pabellones tengan que desmontarse una vez que termine el año de la conmemoración. A partir de 2013 el consorcio que se cree para gestionar este espacio deberá decidir cuáles deja de pie.

De los pabellones se sabe ya que tendrán un acabado metálico, con chapas de forma triangular, que en algunos tramos actúen de espejo, es decir, que reflejen la imagen del castillo o incluso La Caleta. Hay cuatro modelos, que van desde los 60 hasta los 200 metros cuadrados.

Estarán elevados sobre una zona ajardinada -situada justo donde antes aterrizaban los helicópteros- y tendrán pasarelas de madera para acceder al interior. Serán abiertos, aunque tendrán una puerta para clausurarlos durante la noche. Y se pretende además que sean autosuficientes desde el punto de vista energético. «Tiene que verse claramente que son de este siglo XXI», explicó el arquitecto responsable de toda la obra, Santiago Serrano, que trabaja para el Ministerio de Medio Ambiente.

Esta será, por lo tanto, la única aportación contemporánea al conjunto del castillo, porque el grueso de la obra supone hacer una profunda rehabilitación.

Ayer, durante la visita del arquitecto por la obra, se podía comprobar que ésta marcha a buen paso. Se han extraído grandes montones de tierra fruto de los movimientos de tierra que han dejado al descubierto parte de los muros originales.

Sobre lo que se proyectaba ha habido que renunciar a algunos proyectos, entre ellos, el traslado del faro actual al lugar donde estuvo el primitivo (se desechó la idea por la posibilidad de deteriorar esta estructura metálica) y el auditorio cubierto, que iba en el polvorín. El hecho de que no se pudiera dividir el espacio en esa bóveda (coronada por el edificio desde donde se vigilaban las prácticas de tiro) hizo que hubiera que pensar en otra alternativa. Se harán salas multidisciplinares que podrán servir para exposiciones, reuniones, etc. Una de las obras claves será dejar muros y cubiertas bien protegidos contra los efectos del mar. No en vano el edificio sufrirá los embates del océano mañana, tarde y noche.