PAN Y CIRCO

Desencanto

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En el fútbol -quizás con mayor rapidez que en la vida- el encanto y el desencanto se suceden de forma rápida y, a veces, de manera brusca. Estos cambios drásticos de ánimo constituyen, posiblemente, una de las razones que explican el interés tan desproporcionado que el campeonato ligero despierta en los aficionados. Zambullirse en esa corriente abrupta de ilusiones y de desilusiones compensa el aburrimiento de las actividades profesionales que, a veces, resultan excesivamente tediosas o demasiado abrumadoras. Esta reflexión me la han sugerido los comentarios tan opuestos que escuché al comienzo y al final del partido del domingo pasado. Durante los primeros veinte minutos, Pablo y Jaime, sentados a ambos lados, trataban de demostrarme cómo el Cádiz, dentro de quince días, estaría ocupando los puestos de ascenso y, «probablemente, permanecería allí arriba hasta el final de la temporada». Los argumentos eran contundentes: «con este juego ganamos al Cartagena y, por supuesto, al Rayo Vallecano». Tras el minuto cuarenta y siete, mirando desoladamente el marcador y olvidando los comentarios anteriores, los dos llegaban a la conclusión de que, «de esta manera, la próxima temporada estaremos otra vez en la Segunda B». Pero lo que más me sorprendieron fueron los duros juicios que vertían sobre la calidad de la mayoría de jugadores que habían merecido sus elogios cuando, por los altavoces, escucharon la «acertada alineación que había decidido Javi Gracia». Ahora espero con interés los jugosos comentarios que me harán cuando conozcan el resultado del partido que el próximo sábado el Cádiz disputará frente al Rayo Vallecano. Es posible que, si el equipo logra al menos empatar, nuevamente ilusionados, los dos hagan nuevos números y renueven la confianza en la calidad de los profesionales y en la dirección técnica del entrenador.