Nicolás Sarkozy, junto a su hijo, Jean Sarkozy./ EFE
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Sarkozy postula a su segundo hijo para dirigir una multimillonaria agencia estatal

A sus 23 años, Jean

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Con el primogénito resultó imposible y Nicolás Sarkozy se ha visto obligado a volcar todos sus esfuerzos en su segundo hijo para perpetuar una dinastía que escriba la historia de la Francia moderna: Bonaparte, De Gaulle y Sarkozy. Pierre, el mayor de sus vástagos, nacido fruto de su primer matrimonio con la corsa Marie Dominique Culioli, le salió rana. A los 23 años se rebeló y se negó a seguir los pasos de su padre. Su mundo era la música.

Una decisión que en un principio decepcionó sobremanera al presidente y que poco después le indignó. ¿Por qué? Porque una cosa es ser rapero y melenudo con rastas, algo poco acorde para el heredero del baluarte de la derecha gala, y otra, escribir y producir canciones que critican la política del Elíseo. Ya con 25 años Pierre Sarkozy, alias Mosey, ha creado una composición que se ha convertido en símbolo de la resistencia de los guetos parisinos contra las intervenciones policiales ordenadas por el cabeza de familia tras la sublevación. 'No soy uno de los chicos de Sarkozy. No me importa una mierda', reza el estribillo.

Un disgusto que ha llevado al pequeño Napoleón a volcarse en Jean. El segundo de sus descendientes también era díscolo en un principio, pero pronto fue reconducido. Papá se encargó de que fuera difuminada la denuncia de la Gerdarmería contra el mediano de sus tres hijos por conducir a toda velocidad con un BMW por las calles de París e igual pasó cuando con su 'scooter' causó daños en otro vehículo y huyó. Pero realmente Jean vio el poder de su padre al ser víctima del robo de otra motocicleta en 2007. Nicolas, entonces ministro del Interior, movió sus tentáculos para que la Policía se volcara en el caso y, luego, una vez localizada la máquina, obligó a tomar muestras de ADN para encontrar a los ladrones. Los tres autores del hurto acabaron en la cárcel.

Pero Jean Sarkozy se regeneró y ahora, a sus 23 años, es un respetado representante público. Aunque todavía cursa el segundo curso de Derecho en la Sorbona, desde el año pasado es diputado de la región de Neuilly-sur-Senne, un adinerado distrito del oeste de París del que su padre fue alcalde durante dieciocho años y él es asimismo concejal, además de líder del grupo regional de la Unión para un Movimiento Popular (UMP), que llevó a la presidencia a su progenitor.

Casado con una hebrea

Rubio y mucho más alto que su padre, también abandonó su afición para el teatro y en 2008 se casó con la rica heredera de una familia judía propietaria de una gran empresa de electrodomésticos. Desde entonces aprende hebreo e incluso se corrió el rumor de que se había convertido al judaísmo, al que luego resultó falso. Dentro de unos meses hará abuelo al presidente.

manejará un presupuesto de 1.300 millones de euros