vuelta de hoja

La red

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El juez que ha levantado el secreto del sumario del caso Gürtel debe de ser un Hércules de feria, de esos que trasladan un piano utilizando un solo brazo. ¿Qué tamaño tenía la red? Su urdimbre ya la sospechamos: una estructura mafiosa calculada para dejar escapar a todos los peces gordos y capturar a algunos pequeños, pero hay que seguir llamándoles presuntos a todos los sinvergüenzas. Los golfos son muy susceptibles. ¿Quién se lee los 17.000 folios del sumario, con la cantidad de libros que nos quedan por leer y por releer? Los nuevos datos de la trama forman una inconclusa novela que, a semejanza de la guía de teléfonos, tiene muchos protagonistas y un solo argumento: el robo. Aparecen, en calidad de estrellas invitadas, desde el ex ministro Francisco Álvarez Cascos y el yerno del ex presidente Aznar, Alejandro Agag, a una serie de extras que ejecutaron distintos papeles, todos higiénicos. ¿Cómo se limpia la excrementicia política española? Desde luego no con indiferencia y olvido. Hace falta una manguera y sobre todo alguien que le eche valor para usarla antes de que la mierda no le tape las gafas.

No todos tenemos vocación de inspectores de letrinas y nos cansa hablar de Correa, más conocido por El Padrino y de El Bigotes. La conversación, entendida como una de las bellas artes, se resiente mucho con la monotonía y desde hace algún tiempo no se habla más que del sutil arte de corromper a líderes, quizá con cierta exageración, ya que hay algunos que le ahorraron ese trabajo a los corruptores porque estaban putrefactos antes de dedicarse a la sublime tarea de arbitrar la convivencia. «¡Quién tuviera una escoba!», que decía aquella vieja canción. Aplaudiríamos a los barrenderos, aunque levantaran mucho polvo.