CALLE PORVERA

45 mujeres

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Ya van 45 mujeres asesinadas a manos de sus parejas en los últimos diez meses. Ayer nos sorprendía la noticia de otras dos nuevas muertes en Alicante y Tarragona. Eran matrimonios aparentemente normales y las esposas no habían presentado denuncia alguna por malos tratos. De pronto, una escopeta empuñada por la persona con la que comparten hasta el colchón acaba con sus vidas en un instante. Son solteras, casadas o separadas cuyo único desliz fue enamorarse del hombre equivocado.

Parece que no hay manera de acabar con esto por más que lo intentamos. Si hace unos años el deseo platónico de todos era eso de «que se termine el hambre en el mundo» ahora cada vez pienso más en «que ninguna mujer sea asesinada por su marido, novio o ex pareja». Hacen falta más recursos, más educación, más fomento de la independencia entre las chicas jóvenes -sí, desgraciadamente hay muchas a las que les inculcan desde pequeñas que su fin es servir a su marido en lo que desee, que su lugar es el segundo plano, el escalón inferior-, más atención por parte de toda la sociedad para detectar casos que hasta ahora habían sido invisibles y más sentido común, como en todo.

En los últimos tiempos, Jerez sufrió dos hachazos de violencia de género, o doméstica o machista o como quieran llamarlo, que lo mismo da. María Juana y Li Wei fueron las víctimas. A ellas les tocó perder en la lotería pero no sabemos cuántas tienen varios décimos y se someten cada día a un macabro sorteo.

Mientras los accidentes de tráfico bajan en España, el número de las muertes de mujeres en sus propias casas se mantiene desde 2005. ¿Llegará el día en que la violencia machista sea un reflejo del pasado?