Palmarés singular

Los premios de la 57ª edición del Festival de San Sebastián han aunado singularidad y polémica, dos características habituales de estos certámenes en los que las opiniones de los críticos y el público no siempre se ajustan al veredicto del jurado. La discordancia se ha centrado esta vez en la ausencia de reconocimiento para la última película de Juan José Campanella, que se ha ido de vacío pese a la óptima acogida que cosechó en su pase. No obstante, el palmarés de este festival será recordado por las historias de superación que ha merecido su aplauso. Una, la de la superproducción Ciudad de vida y muerte, cuya Concha de Oro compensa las dificultades a las que se viene enfrentando para su exhibición en China. Y la segunda, la del joven con Síndrome de Down Pablo Pineda, premio al mejor actor por un relato a contracorriente con el que pretende seguir sacudiéndose «el paternalismo» social hacia el diferente.