El candidato Steinmeier, junto a su mujer Elke y a su compañero Muentefering, durante un acto electoral en Berlín. / REUTERS
MUNDO

Mudos ante la crisis económica

Los dos principales candidatos han ignorado en sus discursos de campaña ofrecer un plan para hacer frente a la herencia que deja la recesión

CORRESPONSAL. BERLÍN Actualizado: Guardar
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En la recta final de la campaña, Alemania recibió varias buenas noticias relacionadas con la salud financiera del país. El presidente del Bundesbank, Axel Weber, admitió que la economía germana repuntaría en el tercer trimestre después de registrar un magro crecimiento del 0,3% del PIB en el periodo entre abril y junio, que marcó la salida del país de la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.

Pero Weber también adelantó que el camino hacia la recuperación podría estar sembrado de espinas. «La mejoría llevará mucho tiempo, la economía alemana retornará al nivel de prosperidad que tenía en 2008 posiblemente sólo en 2013 y el camino hacia arriba tendrá sobresaltos», anunció el banquero.

El Instituto Económico alemán (IW), que tiene su sede en Colonia, fue un poco más lejos que el financiero de Fráncfort y pronosticó en su último informe que la economía tendría un fuerte repunte en 2010, con un crecimiento del PIB de un 1,5 %, un resultado casi espectacular si se le compara con las estimaciones que prevén para el presente año una contracción del PIB del 5,5%.

La última buena noticia relacionada con la evolución de la crisis, llegó el jueves pasado, cuando el Instituto de Investigación Económica (IFO) informó de que el índice de confianza empresarial, uno de los indicadores más importantes para medir el estado de salud económica del país, había mejorado en septiembre hasta 91,3 puntos, la sexta subida consecutiva en lo que va del año.

«Existe un equilibrio en cuanto a la previsión de cara a seis meses entre optimistas y pesimistas», dijo Hans-Werner Sinn, presidente del IFO. «Pero si tomamos en cuenta el catastrófico funcionamiento de la economía durante los pasados doce meses, se trata de buenas noticias», matizó el directivo.

Es cierto que Alemania ha comenzado a ver la luz al final del oscuro túnel de la recesión, pero a pesar de las buenas perspectivas que pronostican los indicadores, el gran tema de la crisis económica y financiera, que ha dejado huellas profundas en el país y las consecuencias futuras que tendrá en el bienestar de la población, brilló por su ausencia en los discursos de los candidatos de los dos principales partidos que se disputan los votos de los electores mañana.

El mejor preparado

«Nuestro país puede más», prometió Frank-Walter Steinmeier al sugerir que su partido, el SPD, era el mejor preparado para llevar al país por el camino de la recuperación. «Nosotros tenemos la fuerza», replicó la canciller Angela Merkel, que ofreció un regalo inesperado a sus compatriotas para asegurar su victoria: bajar los impuestos. Pero ni la líder democristiana ni su rival socialdemócrata se atrevieron a explicar a la población los planes que tienen para hacer frente a la pesada herencia que está dejando la recesión: aumento del paro, crecimiento débil y una gigantesca deuda originada por la caída de los ingresos fiscales.

El futuro ministro de Finanzas deberá encontrar los medios para subsanar un déficit extra en el presupuesto de la nación de 100.000 millones de euros en 2010. Las previsiones más optimistas señalan que el Estado necesitará además 510.000 millones de euros extras hasta el año 2013.

«¿Cuándo estallará la bomba?», se interrogó el periódico Die Welt al reflejar los enormes desafíos a los que estará enfrentado el próximo Gobierno. «Nunca antes Alemania había tenido tantas deudas y, a pesar de ello, la democracia cristiana, los liberales e incluso el SPD prometen rebajar los impuestos. ¿De donde saldrá el dinero? Los ciudadanos sólo lo sabrán después de las elecciones», apunta el diario.

La única respuesta que escuchó el electorado al respecto la dio el ministro de Finanzas, el socialdemócrata Peer Steinbrück, el domingo pasado en un 'talk show' de la primera cadena de televisión ARD. «Para poder recortar los impuestos, la economía debería crecer a un ritmo del 9%», señaló. Sólo mencionó esa frase, pero todo el mundo entendió su veredicto: no hay espacio para un recorte fiscal y la única posibilidad de poder hacer frente a la herencia que dejará la fuerte crisis actual es aumentar los impuestos.