vuelta de hoja

Muchos consejos

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Por si no hubiera bastantes consejeros autonómicos y en vista de que hay regiones que salen a uno por cada comunidad de vecinos, ahora sobreviene una campaña nacional para prevenir la expansión del virus de la gripe A. Hay que meterse en faena antes de que ella nos meta a todos en la cama. Quienes llevan la cuenta aseguran que ha contagiado ya a 26.500 compatriotas en los últimos quince días.

Y es que el virus no para. Es chiquito y no demasiado matón. Las víctimas mortales son muy pocas si se comparan con el número de afectados, pero ya que la dolencia no puede curarse, hay que prevenirla. En ese sentido hay que reconocer que la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, está haciendo todo lo que puede y más.

Como no está en su mano repartir vacunas, reparte consejos.

El primero fue seguido inmediatamente por la gente maleducada: no saludarse. Se oponía al eslogan de los gladiadores y puede resumirse así: «los que van a morir de la gripe A no saludan a nadie». Posteriormente, las normas de descortesía se han ido refinando y ahora lo aconsejable es no estornudar, ya que el estornudo tiene algo de ridículo, sobre todo en su primer tiempo cuando se intenta inútilmente anular su expansión. Dada por perdida la batalla contra membrana pituitaria, que es muy suya, lo que hay que hacer es no dar besos -besos, pero no darlos, dijo Manuel Machado- y no dar ni agua bendita en misa. Son medidas de prudencia, pero un tanto indiscriminadas. Yo creo que se siguen dando más besos que agua bendita, pero no estoy muy al tanto de esas investigaciones. El agua bendita, según los viejos catecismos ofrecía la ventaja de librarnos de los pecados veniales sólo con los mortales, que son más llevaderos, según algunos consumidores.