Restos de vertidos en una playa de Algeciras./L.V.
ANDALUCÍA

Ruleta rusa en costa propia

Miles de petroleros ponen anualmente en peligro el litoral andaluz. El último accidente manchó de fuel las playas del espacio natural de Doñana

| MÁLAGA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Somos una región con demasiados accidentes», asegura el responsable de la Oficina para Doñana de World Wide Fund for Nature (WWF). «Recuerdo que ya cuando era pequeño llegaba a casa después de un día de playa con los pies negros y eso que en Huelva -continúa el ecologista- no ha habido hasta la fecha ninguna gran marea negra, pero son los pequeños vertidos de hidrocarburos los que hacen mella».

Este recuerdo de infancia de Juan José Carmona, cobra plena actualidad a la luz de un informe gubernamental, según el cual Andalucía es la comunidad autónoma con más siniestros marinos con vertido de hidrocarburos, al sumar 52 de los 129 accidentes contabilizados en aguas españolas entre 1991 y 2006.

El último incidente en la costa andaluza ha manchado de chapapote el Parque Nacional de Doñana. Según los ecologistas el fuel ha parcheado 32 km de este espacio natural, algunos menos, 14, apunta la Junta de Andalucía. El dispositivo de limpieza desplegado en las playas del Parque Nacional ha recogido más de 330 toneladas de arena mezclada con crudo.

El viento de poniente hizo que las galletas de chapapote avanzaran también hacia las playas gaditanas de Sanlúcar de Barrameda y Chipiona, donde se han recogido alrededor de 320 kilos de crudo sin mezclar con arena. El vertido accidental se produjo el pasado 31 de julio en una línea submarina de la refinería La Rábida de Cepsa, en Huelva. La tubería en la que el petrolero SCF Caucasus, de bandera de Liberia, descargaba 30 toneladas de crudo Maya se fisuró.

Carmona, abogado de profesión y curtido en decenas de catástrofes de este tipo -dirigió las actividades de voluntariado de la organización durante la campaña del Prestige- huye del alarmismo. Afirma que el vertido ha sido de «pequeñas dimensiones», pero se muestra muy firme al asegurar que se trata de una «clara advertencia» porque hay petroleros con capacidad para más de 500.000 toneladas.

Estudios ambientales

WWF España va más allá y lamenta que, a pesar de ser la costa de Huelva de gran sensibilidad ecológica y una de las seis zonas de mayor riesgo de mareas negras en España, la refinería de Cepsa tenga permiso para duplicar su producción en la zona. Un peligro latente al que se podría sumar una nueva amenaza. José Manuel Franco, coordinador de Ecologistas en Acción en Cádiz, recuerda que el Ministerio que dirige Elena Espinosa está evaluando ambientalmente un futuro oleoducto de 200 kilómetros, que transportaría el crudo desde el puerto de Huelva a la refinería que el Grupo Balboa tiene previsto construir en Los Santos de Maimona (Badajoz). «La propia Junta de Andalucía recoge en las consideraciones ambientales del proyecto que la instalación supondría el paso de cien petroleros más por la costa de Huelva», aclara Franco.

Pero es sin duda, en la Bahía de Algeciras donde se encienden todas las alarmas. Anualmente por la zona se mueven unos 20 millones de toneladas de productos petrolíferos. Su proximidad al Estrecho de Gibraltar, convierte al lugar en punto estratégico en el tránsito internacional. Por esta autopista de agua pasan al año unos 100.000 buques -aproximadamente el 10% del tráfico mundial-, de los que se calcula que unos dos tercios transportan en sus bodegas mercancías peligrosas y unos 5.000 son petroleros. Pero muchos de ellos no sólo están de paso. La bahía algecireña se ha convertido en el fondeadero de decenas de miles de buques.

Autopista de agua

«La bahía está muy bien protegida y no es inusual que los barcos paren a repostar. Es algo así como cuando uno va por una autopista y se detiene en un área de servicio», explica Carmona. El símil dibuja a la perfección lo que ocurre en estas aguas. La Bahía de Algeciras es la única zona de Europa donde se permite el bunkering, una práctica que consiste en el abastecimiento de un barco a otro en medio del mar.

«Los buques cargan directamente en la bahía y salen de ella sin haber parado en un puerto por lo que ahorran costes y tiempo, pero lógicamente al hacerlo así hay un riesgo mayor para el medioambiente. Hay que tener encuenta que son instalaciones flotantes por lo que ante cualquier problema todo va a acabar en el agua, aunque sea una pequeña fuga», se lamenta Carmona.

En estas aguas se usan más de seis millones de toneladas de fuel en repostajes barco a barco y Gibraltar mueve 4,3 millones de ellas desde gabarras o gasolineras flotantes. A ambos lados de la frontera, este repostaje se realiza en zonas protegidas, según denuncia Greenpeace. Los ecologistas ponen en evidencia que en el caso de Gibraltar, estas gasolineras flotantes se concentran en aguas de la red Natura 2000 -que distingue los ecosistemas más singulares de la UE-, mientras que en Algeciras parte del bunkering se realiza dentro del Parque Natural del Estrecho. Greenpeace subraya que no se puede infravalorar la bomba de relojería al que se ve expuesto el litoral andaluz.