opinión

Prioridad policial

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El asesinato del empresario leridano Santiago Mir, a manos de cuatro encapuchados que al parecer pretendían robar, se suma al inquietante incremento de asaltos violentos que persiguen ese mismo objetivo.

La hipótesis de que el señor Mir se enfrentó a los asaltantes en ningún caso atenuaría la resolución asesina de éstos como una constante demasiado presente en la delincuencia grupal. El Código Penal es suficientemente explícito respecto a tales crímenes.

Pero sería necesario que la persecución de este tipo de delitos no sólo fuera, como lo es, un asunto prioritario para las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Además, sería conveniente que esta prioridad contase con la dotación de personal y con la aportación material precisas para que quienes así procedan o estén dispuestos a hacerlo tengan la absoluta seguridad de que acabarán detenidos y condenados.