¿Y los inconvenientes?

Como siempre, hay varias maneras de ver las cosas, y la Semana Santa no iba a ser una excepción. Para todos aquellos que viven en las inmediaciones del recorrido habitual de una procesión existen mil problemas, como la falta de aparcamiento, el excesivo ruido o las alteraciones sin previo aviso del tráfico rodado. Incluso si va usted andando puede encontrarse con la famosa bulla, esa riada de fieles que impiden el paso normal de los ciudadanos por las calles de la ciudad, ya que cortan la totalidad de la calzada. Si bien en las procesiones de gloria los inconvenientes son muchos menos, ya que son de menor tamaño, vivir en el centro de la ciudad en Semana Santa puede llegar a convertirse en un martirio para los que no son cofrades.

Sin embargo, desde el Ayuntamiento se entiende con buen criterio que hay que favorecer una de las expresiones más importantes de Andalucía, símbolo de nuestra fe y cultura, y uno de los atractivos turísticos más importantes que tiene la ciudad. Así que si se encuentra con alguna procesión, paciencia, que no suelen ser muy largas. Y disfrute del espectáculo, que es gratuito, algo raro hoy en día.