Sociedad

Como premio, España

Obama recompensa con la embajada en Madrid a un filántropo que abandonó a los Clinton para inyectar dinero en su campaña

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Dicen que Roma no paga a traidores, pero Barack Obama premia la lealtad. Y para uno de sus mejores contribuyentes de campaña, que plantase a los Clinton para sumarse a su oleada del cambio, ese premio se llama Madrid.

A Alan D. Solomont le sobran el dinero y las emociones fuertes. Tal vez por eso ve en este puesto diplomático un valle que permitirá a su familia cambiar las obras filantrópicas de Nueva Inglaterra por la titularidad diplomática de un país puente de civilizaciones. El Gobierno de EE UU todavía no ha informado de su nominación al Senado, pero el ministro Miguel Angel Moratinos confirmó que ya se ha pedido el plácet. Un trámite que agilizará con la esperanza de que esté incorporado para la fiesta nacional española del 12 de octubre. Irónicamente, la noticia se la ha transmitido su homóloga Hillary Clinton, que debe de haberle perdonado la traición.

Solomont puso «su corazón y su alma en varias campañas de los Clinton», ha contado él mismo, y fue premiado con la supervisión de AmeriCorp, un programa federal creado por Bill Clinton en 1993 para el servicio social, que trabaja en temas tan variados como la educación pública o la limpieza medioambiental. Al filántropo que empleó dos décadas en encontrar la Sanidad más progresista para los ancianos le iba como anillo al dedo, pero después de constatar su extraordinaria capacidad para la recaudación de fondos Clinton lo nombró presidente de finanzas del Partido Demócrata.

Entusiasmo que luego trasladó a la campaña presidencial de su vecino de Boston John Kerry, encabezando unos esfuerzos que le reportaron 35 millones de dólares. Se daba por hecho que estaría del lado de los Clinton en la campaña electoral de Hillary, y alentó esa presunción al declarar que la senadora tenía «un enorme talento», por lo que «sería una presidenta increíble», pero pronto se contagió del entusiasmo por Obama, que inesperadamente desbancó a Clinton en Iowa. A final de enero del año pasado, casi cinco meses antes de que terminaran las primarias, plantó a sus amigos de toda la vida y se puso a recaudar fondos para el joven senador de Illinois.

Sólo por su cumpleaños le consiguió un pastel y 5 millones de dólares. Clinton no le llamó públicamente «judas», como dijo de Richardson, pero se decía que el expresidente tomaba nota de todos los que le traicionaban. Nadie podía imaginarse entonces que la senadora Hillary aparcaría su resentimiento para trabajar en primera fila con su rival. Solomont ahora estará bajo sus órdenes.