Economia

Conte sale de Iberia en plena crisis

Antonio Vázquez asume la presidencia mientras Caja Madrid toma el mando de la compañía

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Fernando Conte dejó ayer, por sorpresa y «por razones personales», la presidencia de Iberia, cargo al que accedió en 2003 y en el que será sustituido por Antonio Vázquez Romero, quien fuera presidente de Logista y consejero de la aerolínea de bandera española entre los años 2005 y 2007.

Pero no es éste el único cambio notable en la empresa. El consejo de Iberia ha nombrado consejero delegado, puesto vacante desde 2006, a Rafael Sánchez-Lozano, que se sentaba en el máximo órgano de gobierno de Iberia desde hace dos años en representación de Caja Madrid.

Y aquí parece estar la clave de la revolución en Iberia. Fuentes del sector apuntan que ante la incertidumbre de la fusión con British Airways, anunciada a bombo y platillo hace un año y de la que nada concreto se sabe, la caja madrileña (primer accionista de la aerolínea con un 23% de las acciones) ha dado un golpe encima de la mesa. La entidad, que se ha jugado mucho dinero para liderar el accionariado de Iberia, ha perdido la confianza en Conte.

Lo que se vendió como una operación plácida y casi cerrada se ha complicado sobremanera. A la dificultad intrínseca de la fusión se ha sumado el lastre de la crisis económica, que ha echado por tierra cualquier previsión y que ha golpeado muy fuerte al negocio aéreo. Tanto que, por ejemplo, Iberia, que acumulaba trece años de beneficios consecutivos -lo que nadie en el negocio- está abocada a sufrir unos considerables 'números rojos' en 2009.

Agujero

No lo tiene mejor British, que cometió en su día el imperdonable error de garantizar una rentabilidad fija a sus pensionistas y, con la caída de la Bolsa, arrastra un agujero de miles de millones de euros. La firma ha sentado a los sindicatos y a los partícipes de su fondo de pensiones en busca de un plan de salvamento que se plantea sumamente difícil.

La fusión parece necesaria, puesto que el sector camina en ese sentido, pero cada empresa deberá hacer antes sus deberes y aclarar la cuenta de resultados, a través casi seguro de medidas traumáticas. Lo que tiene claro Iberia es que no acabará pagando con su caja el desaguisado de su socio.

En ese escenario, cobra especial relevancia el perfil de los nuevos responsables de Iberia. Antonio Vázquez, que actualmente es consejero de Telefónica Internacional, afrontó en su etapa como presiente de Logista (por entonces accionista de Iberia) un proceso similar al que pudiera acometer ahora la aerolínea. En 2007, la tabacalera española fue adquirida por la británica Imperial Tobacco, en un proceso en el que, sin demasiado ruido, Vázquez y su equipo lograron que los compradores terminaran pagando un precio notablemente más alto (un 11%) que su oferta inicial.

El nuevo presidente de Iberia sabe mucho de operaciones corporativas, goza de una acreditada reputación en las negociaciones más duras y conoce a la perfección el mercado británico. Todo parece jugar a su favor, si es que aún hay posibilidades de salvar la fusión con British Airways. El mercado así lo cree, pues tras conocerse el relevo las acciones de una y otra compañía cerraron al alza.

Algo parecido sucede con el nuevo consejero delegado de la aerolínea. Rafael Sánchez-Lozano, que hasta ahora ha sido el director del negocio de Fusiones y Adquisiciones de Caja Madrid. Cargo que ya apunta cual puede ser su labor en el eventual proceso de concentración con la británica.

«Me incorporo a Iberia con la mayor ilusión, creo que Fernando ha realizado una magnífica labor que merece ser reconocida y continuada», afirmó Vázquez al ser nombrado.

La primera decisión de Vázquez ha sido convocar a los sindicatos, con los que tiene prevista hoy mismo una reunión que se prevé intensa. Fuentes de Iberia aseguran que la empresa debe despedir al menos a 2.000 trabajadores y, al tiempo, recortar rutas y gastos de manera drástica. Desde la plantilla se teme que la nueva política sea mucho más dura que hasta ahora.

El efecto crisis paraliza a los españoles, y esto se refleja en la reducción del número de usuarios de medios de transporte. Más de 161 millones y medio de personas utilizaron el transporte interurbano en mayo, lo que supone una reducción de un 3,2% respecto al mismo mes de 2008. En el trasporte aéreo interior (vuelos nacionales) el desplome fue del 13%, y en el marítimo, los viajeros desembarcados se redujeron en un 5,5%. Incluso el AVE vio cómo caía un 0,1% su afluencia de pasajeros, una cifra inferior a la del conjunto del ferrocarril (que cayó un 2,5%). Por su parte, más de 266 millones y medio de usuarios utilizaron el transporte urbano en mayo de este año, un 2,9% menos que en el mismo mes de 2008. El uso del autobús descendió un 2,5% y el del metro, un 3,5%.