MUNDO

Bodas de sangre

Una joven han recién casada pierde a su marido a manos de los uigures al regreso de la luna de miel

| URUMQI Actualizado: Guardar
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Dong Yuanyuan, una china de la etnia han de 24 años, se casó el 20 de junio en Shenyang, una ciudad de la provincia de Liaoning donde trabaja junto a su esposo, y luego celebró la boda el 2 de julio en Yining, otra localidad al norte de la región de Xinjiang donde viven sus padres. El pasado fin de semana, la pareja se marchó de luna de miel a Shanghai. Aunque tenían previsto regresar el lunes, adelantaron el viaje un día porque echaban de menos a la familia. Pero lo que se encontraron al volver no fue el calor del hogar, sino los peores disturbios que ha sufrido China desde la revuelta tibetana del año pasado y la matanza de Tiananmen en 1989.

«Temo que mi marido haya muerto porque desde entonces no lo he vuelto a ver», relata postrada en una cama de la quinta planta del Hospital Número 2 de Urumqi. Con la cara amoratada por los golpes y una brecha en la cabeza, esta joven se recupera de la paliza sufrida a manos de jóvenes uigures. «El domingo acababa de volver con mi esposo de nuestra luna de miel en Shanghai. Regresábamos a casa en autobús cuando nos encontramos con la revuelta», relata compungida junto a otras dos víctimas de los disturbios. La turbamulta detuvo el autocar y obligó a bajar a sus 30 pasajeros. Fácilmente reconocibles por sus rasgos, más propios de Asia Central y Turquía que de China, los uigures salieron sin problema, pero Yuanyuan no corrió la misma suerte. «Les saludé en su lengua e intenté mentirles diciendo que mi madre era uigur, pero empezaron a pegarme con garrotes», recuerda entre lágrimas. Desde ese fatídico día no ha visto a su marido, por lo que sospecha que fue asesinado. «Aunque tenía la cabeza ensangrentada, alguien me ayudó a escapar, pero él no pudo seguirme», relata emocionada pensando en la trágica casualidad de su destino.

Durante los primeros días, Yuanyuan estuvo ingresada en la tercera planta del hospital, pero «los han fuimos trasladados por seguridad porque allí había uigures heridos de bala por el Ejército chino». El centro hospitalario permite a los periodistas entrevistar a las víctimas han, pero se niega a mostrar a los damnificados de la represión con el pretexto poco convincente de que «están siendo investigados por la Policía».