ANÁLISIS

Juego de ingenuidades

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L a oferta del PNV para alcanzar un acuerdo de estabilidad institucional frente a los rigores de la crisis ha dado lugar a una curiosa reacción, por la cual la propuesta de los nacionalistas debería pasar la prueba del algodón de la autenticidad en sus intenciones. Es decir, demostrar que alberga una voluntad de compromiso más de fondo, y no una mera estratagema para recuperar protagonismo político y explorar las flaquezas del pacto entre los socialistas y el PP. La reacción es aparentemente tan ingenua como bienintencionada trata de presentar el PNV su propia iniciativa. Porque resulta evidente que el repentino gesto del partido de Íñigo Urkullu busca ventajas tácticas inmediatas, al margen o en paralelo a los efectos más profundos que comportaría para la política vasca y para la española su renuncia a una oposición sin cuartel contra el Gobierno de Patxi López y contra el de Rodríguez Zapatero. Por de pronto, y a la espera de lo que acabe ocurriendo con la Diputación de Álava, los peneuvistas han logrado encontrar una vía, al menos momentánea, para sacudirse los dilemas internos sobre hacia dónde van a orientar su estrategia partidaria tras el fin de la 'década Ibarretxe' y remover la polémica en aguas ajenas. De ahí que los socialistas hayan optado por esa falsa ingenuidad por la que, al tiempo que se guarnece el pacto con el PP, piden al PNV que aclare la verdadera dimensión de su oferta, interpretada ayer por Mariano Rajoy como un inequívoco intento de sembrar discordia entre su partido y el PSE.

Sin embargo, el líder de los populares también incurrió, a su vez, en la valoración ingenua para tratar de desvirtuar la propuesta de Urkullu y los suyos. Su afirmación de que no cabría quebrar el pacto que ha permitido el cambio en Euskadi por 'quítame allá un presupuesto' elude la relevancia que tendría para el PSOE de Rodríguez Zapatero poder recobrar un entendimiento con los peneuvistas que le permitiera sortear su debilidad en el Congreso y aprobar las Cuentas para 2010. Es posible que verificada la respuesta de sus oponentes el partido 'jeltzale' crea haber hallado si no una fisura en ellos, sí un mecanismo para trasladarles la responsabilidad de los desacuerdos que se vayan produciéndose. Pero sería una última ingenuidad que dedujeran que ello les devuelve 'per se' a la centralidad emanada del poder.