MIRADAS AL ALMA

'Beat it', soñó su pesadilla

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Se ha ido con toda la leyenda oscura que un buen mito engendra, dejando un sinfín de misterios a su paso. Pero, sobre todo, y por encima de injustos destripamientos económicos, nos ha dejado un legado musical impresionante. «La música salía de él», nos decía su mentor Quincy Jones. Y es que todo genio posee ese don casi divino; nace algo de él que es innato, indivisible, nacido de su propio espíritu. Sólo él podía bailar así, con esa sensación de ingravidez, de terrorífica electricidad, de desbordante energía. Su sola presencia llenaba los escenarios.

Tal vez ese carisma casi insultante podría ser sólo comparado al de ultra estrellas como Elvis, Lennon, Stones... A pesar de ser inferior musicalmente a éstos, pues cierto es que su discografía no es para nada ejemplar. Su grandiosidad reside más en sus vídeos y en su propia imagen que en lo estrictamente musical, cosa que no le impide ser todo un icono irrepetible.

Se ha ido dejando una estela de tristeza, quizás de demasiados años de capa caída, de intentar levantar el vuelo de un ángel al que cortaron las alas hace mucho y ya sólo podía caer en picado. En cierta manera, pienso que se mutiló a sí mismo, justo en pleno auge de éxito descomunal; demasiado oro a sus espaldas, demasiada presión a su alrededor. Todos querían al artista de brillo y nadie al ser humano. Un hombre, quizás, demasiado alejado de la realidad, que soñó más que vivió su propia pesadilla final.

El verdadero crimen viene de la propia compañía, a la que no le interesaba que el artista fuese más humano y menos extraterrestre. Pero dejando de lado tupidos velos, siempre le debemos recordar como aquel monstruo cantando y bailando ese temazo que es Beat It, sin duda una joya de un gran feeling nacido de un hombre que se soñó a sí mismo... Grande, muy grande, y siempre inolvidable.