Un marroquí danza con un rifle en la cabeza durante un festival celebrado el pasado miércoles en Tetuán. / REUTERS
MUNDO

Freno real al avance islamista marroquí en las principales ciudades

La presión de Mohamed VI impide que el PJD gobierne en Rabat y Casablanca

| RABAT Actualizado: Guardar
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Casi tres semanas después de las elecciones municipales, el mercado de las alianzas políticas para encabezar las alcaldías ha echado el cierre en Marruecos. Las principales ciudades del noroeste del país magrebí han acabado en manos islamistas, aunque para el Partido Justicia y Desarrollo (PJD), la victoria resulta un tanto agridulce. EL PJD había sido la fuerza con más apoyos en la mayor parte de las grandes ciudades, entre ellas la capital, Rabat, y Casablanca, la más grande del país y su centro económico. Sin embargo, la presión del PAM (Partido Autenticidad y Modernidad), encabezado por Fuad Ali Himma, amigo íntimo del rey Mohamed VI, ha privado a los islamistas de dirigir los ayuntamientos más importantes.

Los medios de comunicación marroquíes se han hecho eco en los últimos días de la supuesta presión del monarca para que el PJD no dirigiera las alcaldías de Rabat y Casablanca. El secretario general del grupo islamista, Abdelilá Benkiran, ha arremetido directamente contra Ali Himma, al que ha acusado de «practicar el terrorismo político», y de utilizar sus vínculos reales para presionar a los partidos y que no pacten con el PJD.

El caso más flagrante ha sido el de Casablanca, donde su alcalde, Mohamed Sajid, cambió la coalición de gobierno de la ciudad, que había acordado con el PJD sólo horas antes de la votación. Sajid favoreció finalmente al PAM. Los islamistas pusieron el grito en el cielo cuando se hicieron públicas unas fotos de los días anteriores a la designación del alcalde, en las que se veía a Himma en una agria discusión en casa de Sajid.

El PJD finalmente ha conseguido las alcaldías de cuatro de las mayores ciudades del antiguo protectorado español, como son Tetuán, Larache, Chauen y Alcazarquivir. En Martil y Castillejos, también en la región, se han tenido que conformar con la vicepresidencia del Ayuntamiento. Tánger, pese a que votó mayoritariamente por el PJD, finalmente ha acabado en manos del PAM por obra de las coaliciones. Lo mismo ha sucedido con el feudo islamista de Mequínez.

El bazar de las coaliciones también ha provocado alianzas poco menos que singulares, como la del las Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) con los islamistas. Ambos grupos se han aliado en varias alcaldías, léase Rabat, bajo el lema de que los enemigos de mis enemigos -léase el PAM-, son mis amigos.