la rotonda

Una cuestión secundaria

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La economía ya no es lo que era. La peor racha de catástrofes numéricas desde 1929 ha limpiado los viejos vicios y seguro que andará manos a la obra en crear unos pocos nuevos con los que ganar dinero a toda prisa, cuanto antes mejor. En el camino, los viejos parámetros han sido superados. Eso de la Santísima Trinidad productiva (la agricultura y la pesca son el sector primario; la industria es el secundario y los servicios conforman el terciario) quedó en papel quemado. Cenizas. Qué le vamos a contar a los más de 150.000 parados gaditanos, que no saben dónde agarrarse una vez volatilizada en cinco años toda la capacidad de crecimiento que la construcción podría haber cumplido en 20 años. El dinero nunca fue fácil.

El turismo da lo que da. Un paso demasiado ambicioso en su evolucón le despojaría de ese halo amateur que supone su principal activo. Se puede crecer por esa vía, pero no nos engañemos: el acelerón que le dio a la economía la burbuja inmobiliaria es irrepetible. Habrá que buscarse otra cosa.

¿La industria?

Y en este contexto la industria vuelve a llamar a la puerta. Insistentemente. Bien por medio de realidades (unas pocas), bien con grandes promesas de amante infiel. Esta semana, Alestis, esa empresa que tiene el dudoso honor de haber llenado tantos titulares incluso antes de existir, al fin pagó los terrenos para construir su planta en Puerto Real. Junto a la antigua factoría de Delphi. No es una casualidad ni una paradoja, porque sin la aeronáutica en teoría andaluza (la mitad de su accionariado es vasco), la Junta tendría graves problemas para reintegrar en el mercado laboral esos 1.500 ex empleados a los que sigue pagando paro, cursos y lo que sea con tal que la bomba no le estalle en las manos. Alestis generará más de un millar de puestos de trabajo cuando esté a pleno rendimiento (eso tardará un año) y la mayoría serán ex Delphi. Tiene contratos: dos muy jugosos de Airbus. Tiene el dinero, no sin pocos quebraderos de cabeza. Y tiene a la plantilla. Todo sea que la irrupción de Alestis no desastabilice las dos instalaciones gaditanas que dependen del gigante de los aviones, la de Puerto Real y la de EADS-CASA de El Puerto. Airbus Military se guarda la última palabra.

¿De verdad industria?

Navantia, sin embargo, no tiene tanta suerte. La plantilla y el dinero están garantizados por su condición pública. Los encargos son otra cosa muy distinta. Suenan rumores y se confirman pedidos de corto alcance, que dan para las nóminas de los viejos Astilleros aunque no para los 4.000 empleos que suma la industria auxiliar y que son los que importan en esta cuenta. Las previsiones, como no puede ser de otra forma, son pésimas y para otoño se escuchan los tambores de guerra en el sector.

en efecto, industria

Todo lo anterior es gran industria. El viejo sector secundario de las Ciencias Sociales de Octavo. El mismo que todos los economistas dan por superado, tras los efectos de la globalización, las deslocalizaciones y los ajustes tecnológicos. Cádiz tuvo a la General Motors porque era más barata que Alemania y ahora Marruecos y Polonia son más económicos que Cádiz. ¿Por qué fabricar un coche en un entorno con los costes salariales del primer mundo cuando un operario del segundo (y un salario del tercero) puede hacer lo mismo? De eso no se han debido de enterar en esta Bahía, donde aún se gastan millones en atraer al caballo grande, a la industria percherona.

Decían el martes, en un encuentro internacional de investigadores sobre el fenómeno emprendedor, que Cádiz perdió el tiempo con Delphi. La industria es un sector secundario. Necesario, pero abocado a la especialización, quizá a ese toque auxiliar que ahora tiembla en el espectro naval.La economía del conocimiento es la salida, aseveran los expertos. Las ideas. Suena tan sencillo como complicado de lograr. Otros lo hicieron y lo han hecho. Otros que no son mejores ni más guapos ni más listos, pero sí lo suficientemente valientes como para no resignarse a un papel secundario. O de comparsa.