CÁDIZ

Viaje a los establecimientos de movida nocturna gaditana y a los problemas que encuentran los clientes en el sector

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Ray Charles cantó a la noche como el momento ideal. Probablemente no tuviera a Cádiz en mente cuando lo hacía. Los gaditanos y los que visitan la ciudad, como sucede en cualquier otra, pueblan las noches en intervalos de dos horas. Y precisamente éste es uno de los principales problemas de la movida nocturna en la ciudad, como apunta el presidente de los hosteleros de la provincia, Antonio de María. Este empresario asegura que, a causa de esta circunstancia, «la nota más baja de Cádiz es la noche, según las encuestas del Patronato de Turismo», apunta. Las costumbres cambian y la clientela de estos establecimientos llega a sus barras cada vez más tarde. Así, los pubs y bares de copas -que tienen limitado su horario de apertura hasta las 4.00 horas de la madrugada durante los fines de semana- no comienzan a recibir a la mayor parte de sus clientes hasta bien pasadas la 1.00 horas. Sólo tres horas más tarde ya tienen que cerrar sus puertas de acuerdo con la normativa vigente. A partir de ahí, la oferta se reduce a la mínima expresión. Sólo las discotecas y salas de fiesta pueden tener sus puertas abiertas hasta las 6.00 horas. Según el Ayuntamiento, sólo existen tres locales que cuenten con licencias de este tipo, los establecimientos Holiday, Barabás y Woodstock (este último se encuentra en la avenida de Portugal). En cualquiera de ellos -y otros tres (Umec, Arrecife y Vanitas) que también tienen sus puertas abiertas con este horario- se forman unas colas interminables en cuanto los pubs dejan de servir consumiciones y desalojan a sus clientes. Una ciudad con más de 127.000 habitantes -a los que hay que añadir la población que visita la ciudad en verano- sólo cuenta con seis establecimientos a los que acudir pasadas las 4.00 horas. Estos locales no comienzan a hacer caja hasta que llega esta hora y disponen de tan sólo otras dos de margen para sacar adelante el negocio.

De María asegura que los horarios que estableció la normativa autonómica que los regula «castiga al sector» y reclama a las administraciones que modifiquen esta legislación. Por el contrario, el presidente de la Asociación Provincial de Salas de Fiestas y Discotecas, Alexis Ruiz, se mostró favorable al establecimiento de estas horas de cierre. «La duración excesiva del horario de apertura al público trae más complicaciones que beneficios», explicó.

Quizá la salida esté simplemente en el modelo. En El Puerto, por ejemplo, no parece haber mucha queja por los horarios porque hay oferta de sobra durante toda la madrugada. En la propia Cádiz, no hace tanto, ocurría lo mismo.

Las zonas

¿Y ahora? Acabada la cena, los gaditanos salen a tomar una copa. La Punta de San Felipe quizá sea la zona que se ambienta a una hora más temprana. Los más jóvenes se reúnen en torno a unas botellas de distintos licores, refrescos, unas bolsas de hielo y vasos de plástico. Es el momento del botellón y este espacio es el que lo acoge desde que la norma que lo marginó del centro de las ciudades puso fin al que se practicaba en San Francisco o Mina.

Los bares de copas de esta calle que mira al interior del recinto portuario y que se refresca con el aire de la Bahía acogen posteriormente a todo este público. El principal pero de este espacio es que ha adquirido cierta fama -no pocas veces merecida- de problemático porque en él tienen lugar algunas situaciones de violencia. Peleas y provocaciones de sujetos y grupos que buscan la bronca como forma de ocio.

De forma muy distinta se divierten los habituales de los establecimientos del Pópulo. Suele ser una clientela de más edad que busca un ambiente distendido en el que mantener una charla mientras toma una copa. Cuenta con locales de la solera del Pay-Pay, en el que suele haber música en directo y otros espectáculos o el Archivo de Indias, con una recargada decoración que recrea la atmósfera del Siglo de Oro -el emperador Carlos I es el encargado de vigilar el mantenimiento del orden en el W. C.-.

El Pópulo tiene una ventaja con respecto a las demás zonas de salida nocturna: en tan sólo unas pocas calles concentra bares en los que comer de tapas y varios pubs en los que tomar una copa para hacer la digestión.

Músicas y pubs

El centro del casco histórico tiene pubs y discotecas repartidos en varias zonas que no distan apenas un paseo de cinco minutos unas de otras. El noctívago dispone de todo un surtido de locales en los que disfrutar de diferentes ambientes. Los aficionados al funk y la música norteamericana de raíces negras tienen en el Medussa su lugar de referencia; los éxitos musicales del momento se pueden escuchar en Nahú -apenas a 20 metros del anterior-, lugar de encuentro de estudiantes universitarios, tanto gaditanos, como erasmus procedentes de toda Europa. En la mayoría del resto de pubs, la música española que más suene en el momento es la reina.

Los noctámbulos tienen extramuros otra opción que elegir. En la calle Muñoz Arenillas se concentran un buen número de locales de distintos ambientes que cumplirán las expectativas de un cierto espectro de los que viven de noche. El Crivi es una de las pocas alternativas que existe en la ciudad para tomar un cubata mientras suena música rock británica y norteamericana. Aunque se trata de un local de muy reducidas dimensiones. En el Paseo Marítimo se encuentran otros dos bares de copas en los que también es posible huir de los grandes éxitos comerciales que suenen machaconamente en las radiofórmulas. Son el Woodstock y el Rockódromo. El primero es un pub de estilo irlandés; el segundo, cuenta con una decoración popera ambientada en los años 80.

En función de la época del año, una de estas dos zonas recibe a la mayor parte del público en detrimento de la otra. El centro es el destino elegido por la mayoría durante el invierno, especialmente en los sábados. Muñoz Arenillas y el Paseo, por contra, resurgen cada temporada de verano y, tal vez por la cercanía de la playa, se convierte en el espacio más frecuentado de las noches gaditanas. En esta temporada estival abren cada año sus barras los chiringuitos, que no sólo viven de día.

La Marea, Malibú y Marimba ofrecen a sus clientes la oportunidad de refrescarse con una copa a tan sólo unos metros de la playa, sobre la misma arena. Y como decía el clásico, comed y bebed, pues estos placeres no existen tras la muerte.