Salvador Iglesias, en el techo de la casa que habita en el antiguo Portillo. / A. VÁZQUEZ
CÁDIZ

El Ayuntamiento esperará un mes a que la familia del Portillo busque otro piso

Las obras del pabellón están paradas a la espera de que se realoje a los vecinos que viven allí hace 28 años

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El Ayuntamiento ha dado de plazo hasta el próximo mes de julio para que la Diputación resuelva el realojo de una familia que vive desde hace 28 años en una vivienda creada dentro del propio pabellón Portillo, en la zona que antes era la sala de musculación.

Esta familia fue a parar allí, sin contrato legal, sin cédula de habitabilidad -porque la casa tiene techos de uralita, lo que supone un peligro por el amianto- hace 28 años cuando se le concedió la vivienda del antiguo portero a un empleado de la Diputación Provincial.

Según el teniente de alcaldesa delegado de Hacienda, José Blas Fernández, no hay contrato vigente y por lo tanto, esta familia no tiene derecho a que se le dé otra. Sin embargo, «como se trata de un asunto social, nos pusimos de acuerdo con la Diputación y acordamos hacer una permuta con ellos, darles una vivienda, de manera que este hombre se trasladara allí».

Sin embargo, al parecer la vivienda ofrecida no era del agrado de la familia, por lo que la ha rechazado. El Ayuntamiento mantiene que esta vivienda, situada en la calle Levante, ha sufrido una reciente reforma que ha costado 40.000 euros.

El trabajador, Salvador Iglesias López, asegura que tiene derechos adquiridos por haber vivido allí durante 28 años y ha contratado los servicios de una abogada para asesorarse en la materia.

En cualquier caso, la obra del Portillo sigue parada (la demolición no terminó para no dañar la casa) y si no se llega a un acuerdo, el Ayuntamiento interpondrá un interdicto.