'Perdidos' lidera el ranking de las series con mayor número de descargas en internet. / LA VOZ
Sociedad

Gratis y a la carta

La comodidad hace que cada vez más espectadores descarguen sus series favoritas a través de internet y adelantarse así a la emisión televisiva. Las cadenas empiezan a sacar sus armas

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Lunes, CSI y Life. Martes, House. Miércoles, Mujeres desesperadas y Bones. Jueves, Anatomía de Grey y El mentalista. Viernes, Mentes criminales y Prison Break. Se acumula el trabajo. Eso sin salir de las cadenas en abierto. Y sin contar el producto español. Para cada día hay una serie, o más. Son muchos los seguidores, pero no todos están dispuestos a atarse a un horario y a una fecha establecida. Para eso está internet. Ahí se encuentra de todo. Y sin tener que esperar. Esa es una de las ventajas: el consumo personalizado.

«Hay una tendencia generalizada a orientar el ocio hacia internet, donde los mecanismos para compartir, descargar e intercambiar son rápidos, con cierto anonimato y mucha libertad de elección. Es una opción que no existía antes y que se presenta como barata, veloz y asequible», asegura Ígor Sádaba, profesor de Ciencia Política y Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid. Parece que la televisión empieza a quedarse pequeña. La conveniencia y la comodidad tienen prioridad. «Los espectadores activos no se resignan a tener que ver las series de modo lineal, cuando quiere la cadena, y no cuando les viene bien a ellos», considera el presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación, Alejandro Perales.

Está claro que la tendencia va en aumento. Según el ranking realizado por la revista Wired, las descargas de series televisivas por internet se duplicaron el pasado año. Se llevan la palma Perdidos, Héroes y Prison Break. Aunque también tienen sus seguidores Mujeres desesperadas, Dexter, House y Anatomía de Grey. Todas extranjeras. «Por desgracia, tanto las series como el cine español tienen escasa audiencia», constata Alberto García, de www.seriesyonquis.com, una de las webs proveedoras de este tipo de contenidos. Ofrecen enlaces a páginas externas a partir de las cuales se puede elegir capítulo y temporada y visualizarlo o bajarlo, sin más. Aquí son básicas las redes P2P de intercambio de archivos. En este caso, producciones televisivas. Ahí está, por ejemplo, BiTorrent. Lo mismo que las de almacenamiento de archivos, tipo Megaupload o Rapidshare, desde los que se pueden descargar tanto películas como series, y hasta de forma programada. Eso sí, no hay que olvidar el clásico eMule, con el que funcionan páginas como Hispashare.

Según datos de la Asociación Europea de Publicidad Interactiva, más de la mitad de los internautas españoles descarga películas o series de internet. Muchas veces, animados por las propias productoras, que filtran episodios completos antes de su estreno en televisión para promocionar el retorno de una nueva temporada.

Antes de traducirlas

El problema en España es que llegan con retraso. Eso si llegan. «Realmente, el público no se adelanta a la emisión de las series, si no a la emisión española. De hecho, en muchos casos, comienza a ver series por internet (a veces, directamente desde las páginas de las distribuidoras) antes de que se traduzcan», observa Alberto García, para quien «la rapidez y la mejora del nivel de inglés» hace que se demande algo distinto. «Prefieren el idioma original y las fechas de emisión originales», añade.

Pero, como en todo fenómeno, este también tiene su explicación sociológica. Como puntualiza Ígor Sádaba, las nuevas tecnologías no escapan a la tendencia de buscar un sentimiento de diferenciación personal y, a la vez, la seguridad que aporta el grupo: «Queremos ser los primeros en ver tal programa y nos sentimos comunitariamente amparados por el colectivo de seguidores de ciertas series, películas, actores o directores».

Luego está el factor tiempo. «Cada vez tenemos un hueco de descanso más limitado y optamos por filtrar y organizar nuestra parrilla televisiva. La fragmentación de la vida actual, en gran parte generada por los cambios del mercado de trabajo, conlleva consumos esporádicos y acelerados», aclara.

Sea como sea, las cadenas empiezan a preocuparse. La audiencia baja. Sólo hay que echar un vistazo a los índices de series como la popular Gossip Girl, que no ha funcionado en Cuatro, o Mujeres desesperadas, en La 2, con apenas 700.000 espectadores, frente a las casi dos millones de descargas por internet. Eso explica que muchos títulos queden relegados fuera del prime time, como ocurre con Prison Break, en La Sexta. Según Alejandro Perales, «para las cadenas en abierto, el negocio es vender a los anunciantes espectadores; si ven las series a través de otro canal, no hay audiencia y esos anunciantes no pagan». Y lo mismo sucede con las televisiones de pago, pero con la cuota de abono. Es difícil poner puertas al campo, pero es habitual encontrar enlaces que de repente desaparecen en webs como la de seriesyonquis. Según García, hay dos explicaciones: o el archivo ha caducado o fue denunciado por alguien que avisó a la página que alberga el vídeo (por ejemplo, megavideo.com), y ésta lo retiró.

Medidas de defensa

Pero hay otras armas. Antena 3, por ejemplo, ha alcanzado un acuerdo con YouTube para crear el primer canal propio de una televisión española en el conocido sitio de Internet. En www.youtube.com/antena3, ofrece tanto vídeos de programas como series y noticias. «Es una forma más de promoción», dice el director de Contenidos de Antena 3 Multimedia, Francisco Sierra. Así lo entendieron también cuando se plantearon colgar en www.antena3.com los capítulos íntegros de sus producciones. En opinión de Sierra, este sistema «permite fidelizar al público». Prueba de ello fue el millón de visitas que obtuvo en enero de 2008 el preestreno de la nueva temporada de Los hombres de Paco, que, a pesar de adelantarse, fue líder en su emisión televisiva al día siguiente.

Tampoco le va mal a Telecinco. En www.telecinco.es, los espectadores tienen a su disposición de forma gratuita los capítulos de las series de ficción nacional tras ser emitidos en antena. La cadena ya vivió el pasado año en sus carnes el mal uso de sus contenidos en Internet. Tras demandar a YouTube por atentar contra los derechos de propiedad intelectual e industrial de la cadena, la justicia ratificó la orden de suspender las emisiones de contenidos de Telecinco en el portal, tras la difusión de varios vídeos que reventaron la muerte del protagonista de Los Serrano. Desde entonces, YouTube debe retirar todos los contenidos que la cadena identifique como propios a través de la dirección URL en la que están alojados, como recuerda el director de Nuevos Negocios, Chema Bautista.

Inseguridad jurídica

Es un tema controvertido. Según el ordenamiento jurídico, en principio no es ilegal el intercambio de archivos vía Internet. Lo que sí es ilegal es comerciar con ellos. En su artículo 270, el Código Penal establece que «para que la reproducción de obras intelectuales sin autorización sea delictiva es necesario que exista ánimo de lucro». En función de esto, no habría que temer nada a la hora de descargar y grabar archivos para uso personal.

Para la abogada especializada en Nuevas Tecnologías Beatriz Martínez, el problema surge ante la reciente aprobación de la Ley de Propiedad Intelectual, que ha fijado un concepto un poco ambiguo de «copia privada»: «Límite del derecho exclusivo de los autores, que permite a una persona realizar una copia de una obra, sin que sea necesario obtener autorización expresa por parte del autor y demás titulares de derechos de propiedad intelectual».