El BCE advierte de que el coste del envejecimiento sobre el gasto público se verá incrementado hasta un 30%. / JOSE MONTES
Economia

La recesión puede elevar un 30% el impacto del envejecimiento en las cuentas públicas

El BCE calcula que la dureza de la crisis deja corto el aumento de gasto en 9 puntos de PIB estimado para España en el año 2060

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Las economías europeas no se verán libres de los efectos de la crisis cuando la recesión concluya. La herencia será profunda y dilatada porque las tasas de crecimiento de los tiempos felices tardarán en recuperarse. Por eso, el Banco Central Europeo advierte de que el coste del envejecimiento de la población sobre el gasto público (en pensiones, atención sanitaria y cuidados de larga duración, entre otros) se verá incrementado entre un 15% y un 30%.

En el caso de España, habría que elevar en esa proporción el aumento de 9 puntos de Producto Interior Bruto que el último informe de la Comisión Europea estimó como efecto negativo de la demografía en el horizonte de 2060. Se trata de un periodo extenso, pero su repercusión no se producirá de un día para otro, sino que se dejará sentir en los presupuestos públicos año tras año, y cada vez con mayor intensidad.

Ese impacto arranca, además, en un periodo de 'vacas flacas', con un déficit que el Gobierno español acaba de corregir hasta situar en el 9,5% del Producto Interior Bruto para 2009. El punto de partida es, por lo tanto, algo más complejo de lo previsto. A escala nacional, habrá que hacer también otras correcciones negativas de mayor calado.

Bruselas hizo sus cuentas previendo para España una subida del índice de fertilidad desde el 1,39 de 2007 al 1,56 en 2060. Más hijos supone más gasto en educación, pero también más sostenibilidad de las pensiones. La realidad ha corregido estas cifras al alza, y ahora nos encontramos con una tasa de fertilidad del 1,46, según los últimos datos del INE. Pero el aumento de la proporción de hijos por mujer en edad de procrear se debe a la población inmigrante, y si la crisis corta en seco las entradas de extranjeros, la proporción se estancará o puede volver a reducirse.

'Década perdida'

Para el conjunto de la zona euro, la Comisión Europea calculó el pasado abril, con cifras de cierre del ejercicio 2008, que el envejecimiento demográfico iba a disparar determinadas partidas de gasto social hasta el equivalente a 5,2 puntos de PIB en los próximos cincuenta años. Este aumento refleja, en gran medida, el incremento del gasto en pensiones, pero también de la atención sanitaria y de los cuidados de larga duración. Por el contrario, una población de más edad rebaja la factura de las prestaciones por desempleo, al igual que el coste de los programas educativos.

La dureza de la crisis -estima ahora el Banco Central Europeo- deja corta esa evaluación realizada hace apenas dos meses. La institución presenta tres escenarios para calcular el efecto de la severa desaceleración económica sobre los costes relacionados con el envejecimiento, con impactos que van desde un incremento del impacto del 15% al 30%.

La primera de estas hipótesis considera la existencia de una 'recuperación con repunte' y en este caso prevé que la economía europea retomará en 2020 los niveles de Producto Interior Bruto registrados antes de la crisis. No se trata sólo de volver a crecer, sino de compensar con creces la pérdida sufrida. Si se diera esta feliz circunstancia, el impacto adicional sobre los costes afectados por el envejecimiento sería reducido.

Los expertos del BCE hablan de una «década perdida» para el caso de que, en el año 2020, los países de la zona euro hayan retomado las tasas de crecimiento real, pero no el nivel correspondiente de Producto Interior Bruto real de los momentos de auge. Situación en la que los gastos vinculados al envejecimiento registrarían aumentos adicionales equivalentes a 0,9 puntos de PIB en el periodo comprendido entre el año actual y 2060.

El tercer y peor escenario contempla la posibilidad de que la actual crisis suponga un lastre de muy largo alcance. El análisis del Banco Central Europeo estima que, si la desaceleración provoca una tasa de paro permanentemente más alta y una más baja productividad del trabajo, la zona euro entrará en una etapa «de perturbación negativa permanente». Sobre este supuesto, el impacto del envejecimiento de la población podría aumentar al fuerte ritmo de 1,8 puntos de PIB anuales.