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A la tercera llegó la vencida

Tras rozar el sueño en otras dos temporadas bajo las órdenes Bernd Schuster y Lucas Alcaraz, Vicente Moreno, el jugador que más veces a defendido el escudo azulino, alcanza el ansiado ascenso a Primera División bajo el cobijo de Esteban Vigo

Jerez Actualizado: Guardar
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Vicente Moreno es historia viva del Xerez Deportivo. Un nombre y un hombre que estará colocado en el mismo o superior escalafón que Pepe Ravelo o Rafa Verdú, pues el valenciano no es sólo el futbolista que más veces ha defendido los colores del conjunto azulino, sino que además, ha sido capaz de llevar al equipo de esta ciudad a la máxima categoría del fútbol nacional. Además, su historia está cargada del sufrimiento y la épica que siempre han acompañado a un Xerez que no se entendería sin sus constantes problemas institucionales.

Ayer, después de rozarlo un par de veces con anterioridad, logró hacer realidad el sueño del ascenso. Casi lo tocó con sus manos a las órdenes de Schuster, lo saboreó durante muchas jornadas bajo el cobijo de Lucas Alcaraz y por fin lo alcanza gracias a la sabiduría de Esteban Vigo. Un técnico que propusieron los mismos jugadores cuando se encontraban en una desesperada situación durante la temporada pasada. «No era la primera vez que poníamos su nombre sobre la mesa. Ya habían sido varias veces las que nos habían preguntado y habíamos comentado la opción de Esteban porque su primera experiencia en el Xerez había sido muy buena. Siempre ha sabido llevar muy bien al grupo y ha dado su sitio a cada jugador, incluso a los que no han jugado habitualmente».

Han sido muchos los años en los que Moreno ha repetido aquello de su famosa «espinita clavada», ese deseo de tratar de llevar al Deportivo a Primera y que tan difícil parecía. Es más, por la cabeza del valenciano pasó muchas veces la idea de abandonar el equipo «sin poder lograr ese objetivo que me planteé desde aquel año en el que subimos a Segunda División». Aquella temporada «todo fue rodado. Me di cuenta que podíamos pelear con los equipos buenos de la categoría de plata y… ¿por qué no? Algún día ascender». Esa meta siempre se ha mantenido como la principal de las ilusiones del 6 xerecista y ayer por fin pudo hacerse realidad. «Me ha dado una tremenda paz interior y un orgullo que quedará para mi toda la vida».

Tanto con Schuster como con Alcaraz las opciones de ascenso se cimentaron en unas primeras vueltas impresionantes (con el técnico granadino incluso se fue campeón de invierno). En la campaña 05-06 se llegó con 43 puntos, a nueve del cuarto y en la 01-02 se superó el ecuador con 39 puntos, a siete del Atlético de Madrid (que iba primero) y con una ventaja de seis sobre el cuarto. «Realmente, los resultados de la segunda vuelta fueron malos», reconoce el valenciano. «Ahora se han logrado unos números que no tienen nada que ver con aquellas temporadas ni con ninguna otra. Son impresionantes. A parte, la imagen y la seguridad que hemos ofrecido».

En aquellos malos momentos fue cuando Vicente mostró su fortaleza, pues tirando de hemeroteca se pueden encontrar unas rotundas declaraciones marcadas por la constancia. Cuando todo parecía perdido, él era de los pocos que se resistía a bajar los brazos. «Una cosa era la realidad y otra lo que yo quería creer. Me revelaba contra el mundo y quería pelear contra todo, pero hay veces que por más que uno lucha y pone de su parte, las cosas no se consiguen. Esa rabia la he tenido contenida hasta ahora».

Comparar plantillas, jugadores o equipos no es una cosa que haga demasiada gracia a los profesionales del balón. Por eso, Moreno se ajusta a los datos para decantarse por el Xerez 08-09. Camuñas, Pineda, Schuster, Jesule, Gerard, Alcaraz o Geijo dejaron un grato sabor de boca, pero «los números que nos han llevado al ascenso nunca se habían logrado. Por tanto, nos hemos ganado que este Xerez sea considerado como el mejor de la historia».

Vicente llegó a un Xerez de Segunda División B y ayer logró dejar al equipo en la máxima categoría del fútbol español. Su celebración fue la de un tío humilde y tranquilo, pues de hecho ya le pasó lo mismo cuando subió a la categoría de plata: «Pensaba que me pondría a hacer cualquier locura, pero fue todo lo contrario. Yo tengo una forma muy especial de celebrarlo porque estas cosas me producen una tranquilidad que me aplatana y llevo la alegría por dentro. Me gustó más relajarme y observar al resto como lo celebraban».