Jerez

Ilusión deportiva y honestidad política

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E ntre el Rocío, los preparativos de la fiesta por el ascenso del Xerez, la zona naranja de la calle Porvera, la designación oficial de Jerez como 'gran ciudad' y la campaña electoral de las Europeas, la ciudad parece sumida en una vorágine que ha conseguido dejar en un muy segundo plano cuestiones importates que en otras condiciones posiblemente acapararían mucha más atención, incluida, por supuesto, la mediática.

Una de ellas es la boda, el pasado sábado, de la alcaldesa. Que nadie se preocupe, que no voy a entrar en detalles, ni en intimidades ni en nada que se salga de lo estrictamente informativo y que afecte directamnte a la gestión municipal. Llama sobremanera la atención, en cualquier caso, que tantos y tantos -muchos más de los que algunos podrían imaginarse- hayan criticado diversos aspectos del enlace pero que, sin embargo, nadie, absolutamente nadie, haya salido a la palestra pública a decirlo. Ha vuelto a suceder lo mismo que ya comentaba en estas mismas líneas semanas atrás, lo de las filtraciones interesadas para que uno lo remueva o lo publique directamente, pero, eso sí, sin que el asunto le salpique al filtrador en cuestión. Y se sorprendería también más de uno si conociese la identidad de alguna de esas fuentes.

Como comentaba antes, me limito a lo que estrictamente trasciende al ámbito de lo público y me quedo sólo con la reflexión que me hacía días atrás un destacado miembro de la sociedad civil jerezana. «Supongo que el marido de la alcaldesa volverá ahora a su anterior puesto», venía a decirme. Y tiene razón en que debería pero mucho me temo que continuará siendo el jefe de Gabinete de Alcaldía a pesar de todo. A pesar, incluso, de que, en política, hay que cuidar las formas y de que la honestidad debe ejercerse, aparentarse y hasta convertirse en bandera.

La semana, abundante en noticias como he señalado anteriormente, ha estado marcada sobre todo por la fiebre azulina que inunda la ciudad. Desconozco todavía en el momento de escribir estas líneas si el Xerez ganó ayer y, en consecuencia, si bastará con que pierda el Hércules hoy para certificar matemáticamente el ascenso a Primera División. Esa fiebre, sana y lógica, debe mantenerse independientemente de todo. Y luego debe llegar la explosión de júbilo, de alegría y de fiesta. Qué quieren que les diga, pero uno lleva ya mucho tiempo soñando con ese momento, con esos días en los que la ciudad se eche a la calle, dé rienda suelta a multitud de sentimientos y brinde por la azaña lograda tras más de seis décadas de espera, que se dice pronto.

Aún así, a pesar de el momento histórico que se está viviendo en Jerez, parece que también hay gente dispuesta a empañarlo. Sucede algo parecido a lo que antes relataba con lo de la alcaldesa, que las informaciones sobre el futuro del club se suceden a través de voces que siempre piden que respetes su anonimato. Y no me refiero a cuestiones meramente deportivas como que si Esteban Vigo seguirá o no en el banquillo xerecista la próxima temporada o si se fichará a tal o cual jugador. Esas filtraciones se centran exclusivamente en el futuro de la entidad en sí y de los que estarán al frente de la misma. Curioso.

Ya habrá tiempo de hablar de ello cuando el equipo azulino haya certificado matemáticamente el ascenso, pero pueden estar seguros de que algunos de los nombres de los que se habla son realmente sorprendentes. Aunque en esto del fútbol, y mucho más en el Xerez, casi nada puede sorprendernos ya. Echemos, si no, la vista atrás unos meses. ¿Quién iba a decir entonces que iba a estar donde está ahora? Disfrutemos, pues, del momento