La ministra de Igualdad, Bibiana Aido, en una imagen de archivo.
CÁDIZ

Sin tetas no hay paraíso

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Sin haber resultado especialmente florido y hermoso, se nos va mayo tal y como lo habíamos empezado, con una levantera de las de volvernos locos y con la amenaza apocalíptica de una epidemia de nueva gripe, gripe A o gripe porcina. Con la amenaza de una cochina gripe, para entendernos. Si a primeros de mayo eran los hoteles del todo incluido los que exportaban el virus, ahora son los cuarteles los que andan infectando a la población, una manera como otra cualquiera de tenernos entretenidos. Empezó mayo con las ferias y termina con el Rocío que también ha notado la crisis nuestra de cada día, como las comuniones -que cada vez parecen menos comuniones y más cualquier otra cosa- con las que hemos alimentado cada fin de semana de mayo y que han llenado las colas de los bancos pidiendo préstamos que ya no dan a nadie. Empezamos mayo, ya lo saben, en Segunda B y lo acabamos en la esperanza de volver a merecernos el estadio de primera este que nos empezaron y que, en breve -o eso dicen-, no van a terminar. Nuevos tiempos, parece. Más banderas azules, una fecha concreta para la Casa de las Artes -una nueva fecha concreta que sumar a las que ya teníamos- nueva temporada de chiringuitos y hasta nuevas ideas para la cabalgata del próximo carnaval -que se quedarán en eso, en ideas- Nuevos tiempos que nos hacen pensar que estamos en campaña electoral. O es que realmente lo estamos, no sé. Porque a usted le interesan las elecciones al Parlamento Europeo lo mismo que al resto de sus vecinos, para qué vamos a engañarnos, poco. Lo mismo que al Grupo Municipal Socialista de Cádiz, que ha reservado para el próximo martes una de las salas pequeñas del Palacio de Congresos para la intervención de Manuel Chaves, Luis Pizarro, Francisco González Cabaña y Marta Meléndez. Una sala con capacidad para trescientas personas, quizá el presupuesto no da para más o quizá no esperan tener mucho poder de convocatoria. Porque por más que el Barcelona se hiciera con la Copa la otra noche, Europa nos sigue quedando lejos.

Como lejos nos quedan los tiempos en los que liderábamos las listas para el Guiness de los récords, ¿se acuerdan? Ahora nos conformamos con quedarnos en la mitad, que en el medio está la virtud, o eso es lo que decía Horacio. La Universidad de Cádiz se queda en el puesto número 34 del ranking de universidades españolas que ha evaluado la Complutense. De sesenta y nueve no está mal, aunque nos mantenemos bastante alejados de las de Córdoba, Granada o Sevilla. Seguimos en cabeza, eso sí, de la lista de ciudades más pobres de España. Si hace unos meses -qué lejos queda diciembre- uno de cada diez gaditanos vivía por debajo del umbral de lo considerado políticamente correcto como pobreza, ahora escalamos puestos y ya uno de cada cuatro de sus vecinos vive con menos de quinientos euros al mes. Y vamos subiendo de forma imparable. El informe sobre la situación de pobreza elaborado por la Fundación Foessa es demoledor. Más de 4.000 familias gaditanas subsisten gracias a las ayudas sociales, el aumento de solicitudes en comedores y en las oficinas de Asuntos Sociales, nos dan una idea de que la ciudad que sonreía ahora lo hace menos.

Y eso que una de las aportaciones provinciales al Gobierno Central -nuestra ministra de Igualdad- no para de darnos motivos para reír a carcajadas. Inasequible al desaliento Bibiana Aído -hay que hablar de ella, otra vez- se ha propuesto ingresar por derechos propios en la antología del disparate. Después de proponer -lo propuso, aunque nadie le hizo caso- una biblioteca sólo para mujeres -igualdad, se llama-, y de enmendarnos la plana con la morfología española, dándole patadas al diccionario, ahora nos regala el broche para el collar de perlas cultivadas que nos estábamos fabricando con sus intervenciones públicas. Ya saben, lo de «ponerse tetas», expresión con la que pretendía demostrar que la Ley de Autonomía del Paciente, aprobada en el año 2002, contemplaba que cualquier joven podría operarse de lo que quisiera sin necesidad de un permiso paterno. Y no entraré en el silogismo manido de la derecha española que espera como agua de mayo a que hable Bibiana para coger el rábano por las hojas. Silogismos del tipo «si una adolescente puede ponerse tetas sin permiso, cómo no va a poder abortar sin que lo sepan sus padres», porque lo que realmente me preocupa es que una ministra de Igualdad -de Igualdad, insisto- vulnere de una forma tan burda la dignidad de las mujeres.

Hay maneras más sutiles y más correctas de referirse a una operación de aumento de pecho, antes que utilizar un término tan vulgar, igual que a nadie se le ocurre vulnerar la dignidad de los transexuales diciendo «cortarse o ponerse un nabo», pero es que, además, lo de «ponerse tetas» no está incluido en el catálogo de operaciones quirúrgicas que asume el Servicio Nacional de Salud. Y no dudo de que haya jóvenes que se pongan tetas a los dieciséis años sin permiso de sus padres -cada cual que cargue con las tetas que quiera- , lo que dudo es que haya jóvenes que dispongan de dinero suficiente para pagar al cirujano en una clínica privada. De momento, mi hija, con ocho años, está a salvo. O eso creo. A menos que le pregunten a ella, no vaya a ser que le pase como a nuestra ministra que con treinta y pocos años nunca abortaría pero reconoce que a los dieciséis «probablemente la respuesta habría sido muy diferente». Juventud, divino tesoro.

Nos queda, al menos, la tranquilidad de que hay jóvenes de dieciséis años embarcados en otras historias. Como los que han participado en los talleres para emprendedores de vocación precoz que ha organizado nuestro Ayuntamiento. Una sombrilla refrigeradora que capta energía solar, proporciona duchas y sirve para cargar el móvil y un centro de ocio para menores con el nombre de Eclipse han resultado las ideas ganadoras del certamen. Un certamen en el que han participado más de 400 alumnos que no se fueron de vacío en la ceremonia de clausura. También recibieron su perla para el relicario. La alcaldesa les dijo: «Sé que esto os puede sonar a chino, pero tenéis que formaros y trabajar». Apañados estamos.