DAVID CANTERO. PRESENTADOR

«Nos ocupamos de África desde que llegan inmigrantes»

Madrid Actualizado: Guardar
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David Cantero (Madrid, 1961) es un enamorado de África. Su padre -militar, aventurero y piloto- estuvo mucho tiempo destinado en este continente, donde participó en misiones de paz de la ONU. La casa familiar en Madrid estaba plagada de recuerdos de los viajes del cabeza de familia (máscaras, símbolos y fotografías) y al pequeño David empezó a picarle la curiosidad. Después, como corresponsal del TVE en Roma, tuvo la oportunidad de conocer África con Juan Pablo II.

El presentador de los Telediarios publica ahora su segunda novela, 'El hombre del baobab' (Planeta), ambientada en ese continente «tan cercano y a su vez lejano». El protagonista de la obra, Luis, se marcha al Congo con su padre en un viaje de no retorno. Diez años después, el hijo que dejó en España recibe una misteriosa carta desde Mali. El remite es de su padre, en el que cuenta la historia de ese decenio perdido. Entonces, su hijo decide buscar a su progenitor y descubrir «un continente maravilloso».

-África ha estado muy presente en su vida. Primero en su niñez y después se reactivó con los viajes de Juan Pablo II.

-Tuve esa gran suerte. Mi relación con África está muy relacionada con El Vaticano. He cubierto los viajes del Papa y tuve la oportunidad de estar en 22 países, como Suazilandia y Guinea Bissau, que de otra manera no hubiera visitado. Juan Pablo II era un personaje muy interesante. Visitaba los lugares más miserables, leproserías... Era muy interesante verlo en esos escenarios.

-¿Y por qué a los medios sólo les interesa el lado malo?

-Porque África está muy cerca y muy lejos. Sólo hay que ver la cantidad de noticias que damos de África, que son insignificantes. Nos fijamos puntualmente en algunas cosas: matanzas en Ruanda, hambrunas en Somalia. Son grandes noticias que no significan nada para lo que hay. A poco que investigues en prensa africana, descubres que pasa de todo. Nos ocupamos de África desde que nos llegan inmigrantes.

-Pero hay excepciones.

-¡Claro que sí! El otro día, 'Españoles por el mundo' se centró en Guinea Ecuatorial, colonia española de la que no sabemos nada: qué paso con los españoles que se quedaron allí, qué hacen, cuál es su presente o su futuro. son temas muy interesantes.

-También tiene cabida en informativos como el suyo, en unos días más relajados en cuanto a actualidad.

-Es verdad y es un poco triste, aunque hay que entender el día a día. Procuramos prestar atención a proyectos solidarios que funcionan y no dar una imagen tan negativa. Hay ONG y misioneros que trabajan en proyectos que benefician a la vida de los africanos, que es de verdad lo que les permite vivir. Y luego están los problemas sanitarios, que son tan fáciles de solucionar aquí y es tan complicado hacerlo allí.

-Y esta apuesta funciona.

-Sí. Procuramos colar muchos temas sociales. Y la gente lo agradece porque pueden disfrutar de estos asuntos sin prisa. Si un día cuentas algo en 1.40 minutos, más reportajeado y más personal, al espectador le gusta.

-Además de ver África desde la tele, ahora la trata en una novela. En el comienzo de su libro, el personaje, Luis Vaissé, quiere suicidarse. ¿Es un perdedor o una persona sin rumbo?

-Creo que no tiene rumbo, aunque él cree que es un perdedor. El problema es que no encuentra los motivos suficientes (le ha dejado su chica, no se habla con su hijo) para mantenerse en este mundo.

-Ese lugar lo encuentra en África, un paraíso perdido.

-No creo en esa denominación de paraíso perdido. África es un lugar que puede ser maravilloso y terrorífico a la vez. Es algo diferente. Luis encuentra su lugar allí de forma muy causal. La vida misma hace que se encuentre consigo mismo allí.

-¿Ese es su gran atractivo?

-África es otro planeta, es el infinito. Aquí hablamos como si fuera un país, pero es un conglomerado de lenguas, etnias y razas diferentes. Hay modernidad y una cultura riquísima, pero es un continente muy sufrido. Quedó abandonado después de muchos años de pisotearlo.

-¿Le gustaría dejar la tele por escribir?

-Claro que me gustaría, levantarme cuándo quiera, estar con mis hijos y mi chica en la playa y escribir (risas). Pero todavía no puedo y no he perdido la ilusión de estar en la tele.