Un grupo de jóvenes festejan la victoria./ AFP
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La guerrilla tamil se rinde tras reconocer su derrota

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El final de la guerra ha sido anunciado ya en tantas ocasiones que ayer fue acogida con mucha cautela la decisión de la guerrilla tamil de «silenciar las armas para salvar a la población civil». En el comunicado mediante el que los rebeldes hicieron pública su rendición, después de reconocer que «la batalla ha llegado a su amargo final», lo único que exigen es «dignidad y respeto» para el pueblo tamil, cuya masacre achacan a la ofensiva del Ejército cingalés y a la «pasividad con la que ha actuado la comunidad internacional, a pesar de las peticiones de socorro de la gente que está muriendo bajo las bombas, por enfermedades y hambre». Según la información de Tamilnet, un diario afín al movimiento de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), desde el sábado han perecido 3.000 personas en la 'zona segura' a manos del fuego indiscriminado del Ejército, y otras 25.000 se encuentran gravemente heridas y sin posibilidad de tratamiento médico. Selvarasa Pathmanathan, responsable de relaciones internacionales del LTTE, aseguró que «tres kilómetros cuadrados de tierra están llenos de cadáveres» y que, para detener el derramamiento de «más sangre de gente inocente», sólo les quedaba una opción: «Eliminar la última débil excusa del enemigo para matar a nuestro pueblo». La guerra ha llegado a su fin, apuntó, un hecho que ya había adelantado el presidente del país, Mahinda Rajaopaksa, el sábado, cuando el Ejército bloqueó la salida al mar de los rebeldes.

Pero el sufrimiento de la población sigue. Según fuentes del Gobierno de Colombo, ayer fueron rescatadas las 50.000 personas que estaban atrapadas en la estrecha franja costera del noreste del país en la que se habían atrincherado los guerrilleros desde hacía casi un mes y donde han resistido a la mayor ofensiva militar de la antigua Ceilán. Según la ONU, los combates se han cobrado la vida de miles de personas y han provocado más de 100.000 desplazados.

Intensos combates

Las pocas organizaciones internacionales que cuentan con permiso para trabajar en la zona de guerra aseguran que ayer todavía se vivieron intensos combates, y aventuran una nueva matanza provocada por el revanchismo de los soldados, que quieren acabar con todos los efectivos del LTTE, que se encuentran concentrados en un terreno de 600 por 400 metros. También se busca al líder de la guerrilla, Velupillai Prabhakaran, oficialmente desaparecido, pero cuyo cuerpo podría haber sido recuperado sin vida, aunque no hay confirmación de tal cosa. Prabhakaran porta consigo siempre cápsulas de cianuro que podría haber ingerido ante la inminente derrota. Pese a la victoria militar de las tropas regulares, que el presidente hará oficial en un acto televisado en el Parlamento mañana, diferentes analistas ponen en duda el fin de este conflicto. El LTTE aprovechó para alabar la valentía de sus hombres, «que han sido capaces de contener el avance de las fuerzas cingalesas sin ayuda», y aseguró que «no hay fuerza que pueda evitar la lucha para obtener la justicia para el pueblo tamil».