El Rey Juan Carlos, durante el discurso que pronunció ayer en la inauguración de las jornadas. / EFE
CÁDIZ

El Rey convierte Cádiz en eje de los bicentenarios iberoamericanos

| COLPISA. MADRID Actualizado: Guardar
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Don Juan Carlos I recibió ayer en Madrid a los responsables de los bicentenarios de América con un recuerdo que sitúa la capital gaditana en el centro de sus efemérides. El Rey destacó en su discurso que el movimiento emancipador americano «nació con los ideales de la libertad, la igualdad y la solidaridad de la Constitución de Cádiz de 1812», la primera en España, cuyo ámbito de aplicación se extendía al Nuevo Continente.

«El Bicentenario -dijo- nos ofrece una buena ocasión para impulsar nuestras relaciones y reforzar nuestro trabajo en común, nuestro peso e identidad en todos los ámbitos a escala internacional». España aspira a convertirse en puente entre América Latina y la Unión Europea, ahora más que nunca. El Rey Juan Carlos aprovechó ayer su intervención en el acto institucional de conmemoración de los bicentenarios de las independencias de las naciones iberoamericanas para subrayar la necesidad de que la presidencia española de la UE, prevista para el año próximo, propicie un «salto cualitativo» en las relaciones entre ambos continentes.

La incorporación a la Europa comunitaria de los países del Este, que jamás han tenido lazos con esta área de influencia, dificulta el trabajo.

El anhelo del Gobierno español es que las relaciones privilegiadas con Iberoamérica puedan traducirse en un mayor volumen de recursos. Europa sigue siendo el primer donante y el primer inversor en los países del centro y sur de América, pero ahora que la nueva Administración estadounidense ha abierto la puerta a lo que los norteamericanos llaman el patio de atrás, el equilibrio de fuerzas puede variar.

El secretario de Estado para Iberoamérica sostiene que el objetivo no es competir por un liderazgo, en el que México y Brasil también tienen mucho que decir, sino buscar el modo de «empujar todos en la misma dirección».

La conmemoración de las independencias de Bolivia y Ecuador (este año) y México, Argentina, Venezuela, Colombia y Chile (el año próximo) no está exenta de «riesgos» para el estatus de España.

El populismo de corte nacionalista y antiimperialista encarnado por mandatarios como Hugo Chávez o Evo Morales puede amenazar, según admite el Ejecutivo, la estabilidad de las relaciones. En un intento por atajar posibles tentaciones, el Ministerio de Exteriores ha preparado una agenda que permita «acompañar» a los protagonistas de las celebraciones.

En esta línea se enmarca el acto celebrado ayer en la Casa de América con presencia de los Reyes y el presidente del Gobierno.

Felipe González, embajador plenipotenciario para la efeméride, bajó a la escala de lo concreto, aseguró que Iberoamérica y España deberían aprovechar el potencial que adquieren cuando suman fuerzas e hizo una advertencia. No es lógico, argumentó, que los países en América Latina sean capaces de «jugar al futbol con unas mismas reglas» y en cambio sean incapaces de intercambiar servicios o empresas.