Jerez

Toda una vida de dedicación

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Los bares de Jerez son tradición e historia. Son recuerdos de niños e ilusiones de futuro. Rafael Ramírez Parra lleva desde que tenía ocho años trabajando sin parar. Ha sido toda su vida un currante nato y un emprendedor vocacional. Comenzó en el negocio que Pedro Grimaldi tenía en la calle Cerrofuerte, y desde entonces no ha parado de atender al público tras un mostrador. Hombre de sabiduría popular, asegura que «la vida me hizo salir al mundo y subsistir en una época muy difícil». Sin embargo, a los dos meses de estar trabajando con Grimaldi se dio cuenta de que su vida era ésa, atender al público vendiendo con un sonrisa atenta. «Una cosa es despachar y otra muy distinta es vender -afirma Rafael-. Los jóvenes de ahora le dicen al cliente que no tienen un producto y se quedan tan tranquilos. A mí me hierve la sangre, porque si no hay un producto, se le vende otro, pero el cliente no puede salir sin lo que busca». / LA VOZ