UN CAMINO. Los jóvenes deciden su futuro a una edad muy temprana. / VÍCTOR LÓPEZ
Ciudadanos

La primera decisión de la vida

Más de 16.000 alumnos de cuarto de Secundaria en la Bahía deben definir con sólo 15 años su futuro profesional pese a la inmadurez y falta de preparación

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La vida son etapas y decisiones. Hay tres que pueden marcar para siempre: la firma de la hipoteca, el matrimonio y... la elección entre Bachillerato o Formación Profesional. Esta última, que es la primera de peso a la que se enfrenta un joven, define el futuro profesional. En la Bahía hay más de 16.000 alumnos que están cursando Secundaria y en breve tendrán que tomar su primera gran decisión en la vida. Es decir, optar por seguir los estudios y realizar Bachillerato o, por el contrario, tomar el rumbo de los ciclos formativos de grado medio.

Una consideración que deben realizar en poco más de un mes todos los adolescentes que están en cuarto de la ESO y que tienen entre 15 y 16 años. La cuestión es si son lo bastante maduros para tomar una determinación de esta envergadura y partir de la cual encauzarán sus vidas laborales.

Como dato revelador de la importancia de tal elección se pueden tomar las conclusiones del informe Sistema Educativo y Capital Humano elaborado por el Consejo Económico y Social entre las que se destaca que Andalucía tiene una tasa de abandono escolar temprano, es decir, que el 40% sólo tienen el graduado en ESO. Pero es que en el caso de Cádiz, el 38% de los que deciden seguir estudiando Bachillerato, no lo termina. Es decir, que entre cuatro clases de Bachiller existen 38 alumnos que se han dado cuenta de que han tomado la dirección equivocada. Unas cifras llamativas que vuelven a poner de relieve las deficiencias de un sistema educativo que tiene la ventaja de poder corregir el rumbo en cualquier momento. El problema de tomar una decisión tan importante a tan corta edad es que los menores no tienen aún su personalidad totalmente desarrollada y existen muchas presiones que los moldean a la hora de tener que tomar una decisión.

Las series de televisión

La psicóloga infantil Esmeralda Vázquez afirma que «la mayoría son conscientes de la importancia de tal decisión, aunque reciben demasiadas influencias como para tomar la dirección que verdaderamente quieren. Por poner un ejemplo, se puede aludir al tema de las modas, pues son muchos los jóvenes que a esas edades se identifican con personajes de series televisivas y pueden elegir tal rol profesional en la vida ya sea médico, policía o abogado».

Paloma Beato es orientadora en un centro de educación secundaria y asegura que a tales edades «no tienen muy claro qué es lo que quieren a largo plazo de forma que aquel que tenga la mínima posibilidad de seguir estudiando optará por bachiller».

La mayoría de los jóvenes reconocen que desconocen las posibles salidas laborales que tienen los estudios y, por regla general, se ponen el listón en una carrera universitaria. Una marca en la que tienen que ver mucho los progenitores pues tres de cada cuatro padres prefieren que sus hijos tengan estudios universitarios antes que profesionales. Vázquez afirma al respecto que «en muchas ocasiones existe una imposición familiar sobre la orientación de los hijos y muchas frustraciones de padres están precisamente en que sus hijos no cumplen con tales expectativas». De hecho, el interés de los alumnos desde que finalizan la ESO se va aproximando entre ambas opciones. Tanto es así que la Formación Profesional es la etapa no universitaria más valorada y la única que ha ganado puntos entre 2001 y 2007, tal y como se concluye en un estudio de la Fuhem.

Acerca del hecho de que los ciclos formativos ganen alumnos, Beato expone de forma sencilla que «la enseñanza obligatoria ha ampliado la bolsa de estudiantes y por tanto de aquellos que tienen la opción de escoger un ciclo formativo».

Comodidad

Práxedes Ortiz es profesor de Filosofía y tutor de una clase de cuarto de Secundaria. Opina que el sistema hace que los alumnos pierdan oportunidades desde muy temprano «con el simple hecho de tener que elegir entre ciencias o letras». Además, asegura que actualmente «se ha diseñado un sistema que alienta a los alumnos a la comodidad y son muchos los que se dejan llevar por lo fácil, no muestran interés ni adquieren información suficiente para tomar una decisión consecuente con su futuro».

Al igual que Ortiz, Carolina López es tutora de cuarto de Secundaria, aunque ella imparte clases de Lengua y asegura que a estas edades «no se tiene claro el sacrificio que supone por ejemplo el realizar un Bachillerato pues muchos se creen que van a poder seguir dedicando las mismas horas a otras actividades extraescolares y no llegan a comprender que eso pasa factura al estudio».

Cambio de ciclo

Tanto es así que son precisamente los cambios de ciclo lo que más cuesta a los alumnos por la necesidad de tener que realizar mayores esfuerzos para adaptarse a los nuevos hábitos que precisan las clases. Vázquez es muy clara al señalar que «cada vez le resulta más complicado a los jóvenes realizar tales sacrificios ante las distracciones que tienen como sucede con las nuevas tecnologías. Por esta razón es importante saber estimular a los jóvenes y alentarlos ante nuevos retos, siendo significativo también permitirles equivocarse».

Beato añade que «por ello no hay que dejar de pensar que la elección de un ciclo formativo de grado medio cierra las puertas a la hora de seguir una formación, porque existen pruebas de acceso a grados superiores y la posibilidad de especializarse en materias que permitan obtener un buen puesto de trabajo».

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