Gracias por el privilegio

Dirán que soy demasiado reiterativa, que cuando me da por un tema lo exprimo hasta que tanto ustedes como yo misma acabamos hartos, que soy como un martillo pilón a la hora de machacar algunas cuestiones.

Pero es que desde el jueves por la noche ando extasiada por el magnífico concierto del que disfruté en la Sala El Greco con Dani Llamas y los Posies, en acústico, con las personas justas para experimentar casi en privado el privilegio de escuchar a un joven jerezano que sigue dando nuevos giros a su carrera, y de dos leyendas internacionales del power pop que buscaron la mayor complicidad con el público y que tras el concierto no lo dudaron para sentarse en cuclillas y vender sus CD y camisetas, como seguro que hicieron hace ya varias décadas, en sus inicios.

Y en todo momento, mientras escuchaba lo bien y lo diferente que sonaron el jueves en Jerez canciones como Dream all day, no podía dejar de darle vueltas a una misma idea: que todo lo que viví fue por obra y gracia, y por el esfuerzo y la dedicación, de un grupo de jóvenes de la ciudad que ya están hartos de la desidia de siempre y de que desde las administraciones no amplíen el abanico para contentar todos los gustos.

El concierto de los Posies, una de las bandas míticas de los 90, no tuvo paragüas municipal (sólo brindaron algún medio técnico), ni apoyo económico de ningún tipo. Es decir, que si la cosa iba mal, los que perdían eran los mismos que habían tratado de acercanos una buena oferta musical. Porque ganar, ni ganaron nada ni nunca pretendieron hacerlo.

Ya ocurrió antes, recuerdo el gran concierto de Vetusta Morla, y tampoco entonces el resultado fue del todo el esperado pese a que algunas partes sí cumplieron. Y me refiero a la banda, que rebajó su caché, y a los organizadores.