Para Niña Pastori, cantar en el Falla siempre es «una doble responsabilidad»./ L. V.
DOS CITAS

La primavera toca a rebato

Niña Pastori y Coque Malla abren la temporada de conciertos en la provincia. La artista de San Fernando presenta en el Falla 'Esperando verte', su vuelta al flamenco

| CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Ella tiene más de treinta años, unos cuantos discos encima y una cría a la que intenta dormir para quedarse «tranquilita y responder la entrevista». Pero sigue siendo una niña. Niña Pastori, en concreto. A solas escucha flamenco antiguo y vibra cuando la guitarra de Manuel Morao apunta por soleá. Él roza los 40, se ha metido en el cuerpo «mucha, mucha carretera», y ahora espera que todos esos kilómetros reales y metafóricos suenen en su nuevo disco. A solas escucha Tom Waits, entre otros, «con auriculares y a todo volumen». Es Coque Malla.

Esta noche, la artista flamenca y el joven -pero veterano- rockero abren la temporada estival de conciertos en la provincia. Niña Pastori en el Falla. Coque Malla en la Fiesta de la Primavera de San Fernando, a la cabeza de un cartel en el que destacan también Contrareloj, Carlinga y La Microband, Batalla de Grillos o Purple Funky.

Para la artista de San Fernando, actuar en Cádiz es siempre una «doble responsabilidad» que afronta desde la plena confianza en Esperando Verte, su último disco, «un trabajo más flamenco todavía». Pastori no esconde que cada canción de su nueva propuesta guarda un aire especial. «Grabé el disco embarazada, y hasta muy poquito antes de parir estuve poniéndole voz. Creo que eso le da a los temas un tono distinto, una pizca de sentimiento que sólo se tiene cuando estás esperando para traer una vida al mundo».

Algo de eso hay también, curiosamente, en La hora de los Gigantes, el tercer trabajo en solitario de Coque Malla. «Sé que es un tópico, y que siempre se dice de cada disco que es único, distinto, el mejor. Yo insisto en que de todos los que he hecho en mi vida, éste es el que más se parece a los discos que me encanta escuchar». El directo de la Fiesta de la Primavera de San Fernando lo vive como «lo que es cada directo: el presente y el futuro de la música, porque comprenderás que tal y como está la industria, con las descargas de internet incluidas, es lo que nos queda, apostar por los conciertos, hacer que la gente tenga ganas de ir a verte, que lo haga y que después repita». Niña Pastori está de acuerdo, hasta cierto punto: «El directo es lo que más vale, es el contacto con el público, magia, aplauso, adrenalina, pero esperemos que no sea la única salida».

Las once canciones que Malla ha incluido en La hora de los gigantes «son un reflejo de mi actual estado de ánimo, que está algo así como liberado». «No quiero desmerecer ningún disco anterior, ni a ninguno de los músicos con los que he trabajado, pero siento plenamente que este es un disco especial, que es como si, después de mucho tiempo encerrando, haciéndome preguntas densas y componiendo canciones algo espesas, al final hubiera decidido darme una ducha y salir a comer a un buen restaurante con la chica de tus sueños», cuenta.

Para Niña Pastori, -«Niña como siempre, pero muy distinta, porque tengo una familia, un marido, una hija, y he vivido muchas experiencias distintas»-, Esperando Verte implica que «tras Joyas prestadas, ese disco que me abrió muchas puertas en otros países, vuelva a sonar flamenca».

«A Pastora -su hija- tiene que gustarle», confiesa. «Porque cuando cantaba para grabar los temas sentía que se movía».