CALLE PORVERA

Falta de perspectiva

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CALLE PORVERA Cuando trabajas más horas de la cuenta y te metes en una dinámica profesional en la que el gremio parece haberse convertido en un pequeño gueto, corres el riesgo de perder por completo la perspectiva. En el caso de los plumillas, esta situación se hace patente cuando caemos en el error cada vez más grande de mirar nuestros propios ombligos y olvidarnos de lo que a la gente le interesa, que al fin y al cabo debe ser nuestro principal objetivo. Aunque está visto que buena parte del oficio se ha convertido en una lucha de intereses, lo peor que se puede hacer es entrar al trapo de las guerras políticas y dejarse manipular, ignorando lo que verdaderamente importa.

Si nos paseamos un rato por el mercado o nos sentamos en la consulta de un médico, volvemos de bruces a la realidad al constatar que a los ciudadanos les trae sin cuidado el baile de cifras que manejan Gobierno y oposición sobre las cuentas de las empresas municipales; si el PGOU contemplará la creación de X o Y viviendas o si el proyecto del tranvía será adjudicado a esta u otra empresa.

Lejos de estas consideraciones, la preocupación sigue centrándose en lo mismo de siempre, en lo que afecta de manera directa a los currantes: el precio de los alimentos, si llegan o no a final de mes o si cada vez andan más inseguros por sus barrios. Pero, por encima de todo eso, la gente sigue preguntándose qué medidas reales y efectivas se van a adoptar contra sus problemas y la hecatombe generalizada en la que parece haberse convertido la vida diaria. Y mientras tanto nosotros, que a veces vivimos en nuestro mundo particular, continuamos cayendo en el juego de los poderosos y obviando la función que realmente tenemos encomendada.