Pescado en el océano

Un pescador de Lekeitio, patrón de un atunero que faena frente a las costas de África occidental, rescató el pasado 16 de abril a un navegante solitario norteamericano que fracasó en su intento de cruzar el Atlántico a remo, desde Senegal hasta Nueva York, porque se le estropeó la depuradora de agua de su embarcación. El náufrago, el norteamericano Victor Mooney, de 43 años, disponía de sofisticados equipos de seguridad y de comunicación vía satélite, así como de abundante comida liofilizada, pero llevaba cinco jornadas con un vaso de agua al día.

El capitán vasco que lo encontró en medio del mar, un veterano marino que prefirió no dar su nombre, tenía previsto desembarcarle anoche en el puerto de Dakar, capital de Senegal, desde donde Mooney había zarpado el pasado 28 de marzo, tras haber sido despedido oficialmente por el embajador de su país.

El atunero que localizó al navegante es el Monteclaro, propiedad del Grupo Calvo y con base en Abiyán, la capital de Costa de Marfil.

Según fuentes de la conservera gallega, Victor Mooney, un afroamericano del barrio neoyorquino de Queens, se encontraba en perfectas condiciones, al igual que su embarcación, una moderna estructura de fibra de vidrio valorada en unos 200.000 dólares.

Sin embargo, estaba hambriento y muerto de sed. Desde que subió al pesquero, sobre las 10.40 horas, llamó la atención de los tripulantes porque no paró de comer un plato tras otro -el rancho del pasado viernes fue marmitako-. Los marineros, entre los que se encontraba un jefe de máquinas que también es de Lekeitio, pensaron que iba vaciar la despensa del barco antes de llegar a Dakar.

Era la segunda vez que Victor Mooney se proponía surcar el océano Atlántico a golpes de remo, desde Senegal hasta el puente de Brooklyn, un arriesgado viaje de 8.000 millas que sólo pueden realizar los marinos más avezados.