Sociedad

El 63% de los jóvenes que atiende Proyecto Hombre son menores

Los actuales consumidores de droga tienen una «vida normal» y están «integrados»

| MADRID WASHINGTON / ROMA Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Más de la mitad de los jóvenes atendidos por consumo de drogas en la red de centros de la Asociación Proyecto Hombre son menores de edad (63%), están estudiando (53,8%) y viven en hogar «normalizado» junto con sus dos progenitores (52%), según los resultados de un estudio realizado por esta entidad presentados ayer en el marco de las XI Jornadas Menores, Drogas y Sociedad de Proyecto Hombre, que se están celebrando en Madrid.

De hecho, la procedencia de familias «normalizadas» -como las denominan los propios autores del estudio- evidencia que el perfil de los consumidores ha cambiado y «ha dejado de estar vinculado «con la marginalidad o la delincuencia», explicó la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, tras la inauguración de estas jornadas.

Moya explicó que los actuales consumidores de drogas «tienen una vida normal» y están «integrados socialmente tanto en los ámbitos educativos o profesionales», algo que va cambiando con el consumo hasta que «el problema se agudiza y se crea una dependencia que condiciona sus relaciones personales, profesionales y académicas».

A pesar de esto, explicó Moya a Europa Press, los jóvenes con familias desestructuradas son «población de riesgo más vulnerable», como demuestra que uno de cada cuatro jóvenes tratados en Proyecto Hombre (26,2%) viven sólo con su madre o con ésta y su pareja.

Además, y tras analizar una muestra de 1.079 jóvenes que iniciaron tratamiento en esta entidad a lo largo de 2008, se observó que la media de edad del paciente atendido es de 17,34 años y que la mayoría de las peticiones de tratamiento proceden del área familiar, preocupados por el comportamiento de sus hijos y ante la sospecha de que pudieran estar iniciándose en el consumo de drogas.

En cuanto la ocupación de estos jóvenes, más de la mitad estaban estudiando en el momento en que iniciaron el tratamiento, aunque un 23,9% ni estudiaban ni trabajaban, y un 19 por% sólo trabajaban. Por otro lado, la mayoría de los jóvenes que inician tratamiento en Proyecto Hombre suelen ser policonsumidores, generalmente de tabaco, cannabis, cocaína y alcohol.

Según detalla el estudio, los jóvenes fuman más porque no lo consideran una sustancia peligrosa, lo que hace que aumente también el consumo habitual de cannabis, sustancia que provoca la mayor parte de las demandas de tratamiento.

Así, de los pacientes tratados en 2008 un 69% consumían cannabis, frente al 18,3% que consumían cocaína. Según Moya, esta tendencia en jóvenes se invierte en personas de más edad donde «la cocaína es la causa de la mayoría de tratamientos».

Igualmente, la heroína y los disolventes son sustancias con poca demanda media aunque en algunos centros alcanzan más del 20% del total de tratamientos, representando uno de cada cinco casos atendidos.

Por otro lado, el citado informe recoge como en 2008 finalizaron el programa educativo-terapéutico al que se someten un total de 268 adolescentes, de los que un 69% recibieron el alta terapéutica mientras que el porcentaje restante (31%) finalizaron el tratamiento sin cumplir los objetivos previstos.

Esto demuestra la eficacia de las iniciativas puestas en marcha por Proyecto Hombre ya que, según el responsable de la Comisión de Adolescentes, José Luis Sancho, «hay que hacerles ver que son los protagonistas de su propia historia y darles la oportunidad de sentir y generar éxito».

Chris Biblis tenía 16 años cuando decidió congelar su semen antes de someterse a radioterapia para tratar su leucemia, una decisión que le ha permitido ahora, 22 años después, tener una hija. Según informaron medios estadounidenses, la proeza médica de utilizar semen criogénizado hace más de dos décadas, en abril de 1986, es todo un récord, según ha constatado la Asociación de Endocrinología Reproductiva de Charlotte, en Carolina del Norte.

Como explica el diario The Carlotte Observer en su página web, Biblis tenía 13 años cuando se le detectó el cáncer, pero tres años después los médicos le dijeron que necesitaba dos años más de tratamiento y le advirtieron que podría quedar estéril. Los padres del muchacho insistieron a los doctores en la necesidad de congelar su semen, una petición que fue considerada inusual en aquella época.

Pero aquella decisión permitió que en junio del año pasado, los doctores utilizaran el semen congelado de Biblis, de 38 años, para inseminar un óvulo de su esposa, Melodie. Nueve meses después, el 4 de marzo pasado, nació la pequeña Stella, quien se encuentra en un perfecto estado de salud, al igual que su padre, que ha estado libre de cáncer durante más de 20 años.

«Las palabras no pueden describir lo que me ha ocurrido, desde la salvación de mi vida hasta ser capaz de crear vida por mí mismo. Es verdaderamente un milagro», aseguró Biblis a la cadena ABC.

El método que se ha utilizado para concebir a la pequeña Stella, la inyección intracitoplásmica de esperma (ICSI, por sus siglas en inglés), no existía cuando Chris Biblis congeló su semen, sino que comenzó a utilizarse en 1992. Este sistema permite a los científicos seleccionar cuidadosamente una célula sana del esperma e inyectarla en un óvulo en el laboratorio, a diferencia del método más habitual de juntar en una probeta esperma y óvulos para fertilizarlos espontáneamente. Los doctores prefirieron utilizar el método del ICSI porque sólo el 35% de las células del semen de Biblis era viable después de someterse al proceso de descongelación, según informa el portal médico News-Medical.net.

El presidente emérito de la Academia Pontificia para la Vida, monseñor Elio Sgreccia, consideró que la procreación de una niña con semen congelado «no es éticamente aceptable», según declaró al diario italiano Corriere della Sera. Según el prelado vaticano, «tener hijos no es un hecho puramente biológico, no es producir una cosa, no es un hecho para el que sólo haga falta introducir aquí, congelar allá, tal y como se hace con los animales».