CRÍTICA DE TV

Hora 11

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

C on permiso de la autoridad y si el tiempo no lo impide, La Sexta tiene que estrenar esta noche, a eso de las diez y media, su nueva adquisición en materia de series: La hora once, un producto norteamericano que firman Jerry Bruckheimer (el de CSI) y Jonathan Littman. Esta serie es en realidad una adaptación de otra anterior: la versión original de Eleventh Hour es un producto británico protagonizado por Patrick Stewart y emitido como miniserie.

La historia cuenta las aventuras de un científico llamado por el Gobierno británico para combatir los abusos de la ciencia; en su tarea le ayuda una guardaespaldas que ha de librar al bueno de las asechanzas de los malos. La versión norteamericana que aquí estrena La Sexta recoge exactamente el mismo relato, pero lo traspasa a Estados Unidos y lo adorna con detalles más espectaculares: tanto el científico como la guardaespaldas -que, por supuesto, es del FBI- son más jóvenes y más guapos, lo cual permite crear entre ellos una tensión sexual implícita. También se amplía el abanico de asuntos que el científico y su escolta deben resolver, asuntos que en ocasiones llegan a lo paranormal.

Lo que se ha podido ver de La hora once en versión americana es muy interesante: es un producto muy bien hecho, magistralmente contado y con una puesta en escena que atrapa al espectador; una obra de calidad. Es muy seductora la recreación de ambientes hipertecnologizados, con abundancia de tonos metálicos -algo que en los productos de Bruckheimer siempre aparece con un sello especial-, y destaca el uso de la luz para envolver la narración en una atmósfera completamente singular. La manera de presentar las peripecias de los protagonistas recuerda inevitablemente a otras series -a veces uno cree estar viendo a Mulder y Scully en Expediente X-, pero el dibujo de los personajes marca un terreno de juego muy distinto: en la díada fuerza-inteligencia, aquí la inteligencia la encarna un hombre (Hood, el científico) y la fuerza se deposita en una mujer (Rachel Young, la guardaespaldas), lo cual no deja de ser una forma de sorprender al público.