Editorial

Error culpable

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L La puesta en libertad por error del jefe del grupo de asaltantes al que se acusa de haber golpeado brutalmente al productor de televisión José Luis Moreno en el transcurso de un robo en su chalé madrileño, en diciembre de 2007, exige en primer término una aclaración sin sombra de duda de las circunstancias que han permitido la salida de prisión de un delincuente con un historial tan peligroso. Sólo así será posible establecer las responsabilidades ineludibles que se derivan de una equivocación que únicamente puede ser revertida si la orden de búsqueda y captura dictada contra Astrit Bushi concluye de nuevo con su detención. El relato de lo ocurrido ofrecida por el Tribunal Superior de Madrid, que ha negado que la culpa pueda imputársele al juez que decretó la libertad de Bushi por una causa distinta a la agresión contra Moreno, y la investigación abierta por la Dirección General de la Policía y de la Guardia Civil para esclarecer los hechos apuntan a que el fallo pudo provenir de los funcionarios de Instituciones Penitenciarias, a quienes corresponde verificar el expediente delictivo de los reclusos antes de que abandonen la cárcel. Si ése fuera el origen, sería preciso no sólo sancionar el error, sino entificar si se ha producido exclusivamente por un eventual descuido o negligencia o si responde a algún tipo de carencia en la aplicación de los mecanismos penales. El arresto de nuevo de Bushi constituye un mandato insoslayable para evitar daños mayores que resulta aún más grave por la extrema violencia con la que se condujeron los atacantes de Moreno y que la desarticulación del grupo se consumó casi un año después del atraco.