Leipheimer gana en Castilla gracias a Contador, «el héroe de España»

Suenan bien los pueblos de la última etapa. Igual de sonoros son los nombres de la Vuelta a Castilla y León: Leipheimer, el ganador final; Contador, segundo y feliz por empaquetar el triunfo de su compañero, y Valverde, vencedor ayer en la rampa de Parquesol. En cambio, el apellido más contundente, Armstrong, dejó de sonar el lunes, a las tres horas y pico de iniciada la Vuelta. Caída y adiós. Silencio. Este viernes se le volvió a escuchar. Armstrong mostraba la radiografía con los doce clavos que sujetan su clavícula derecha.

De la carrera quedará la escena de Armstrong sobre la lona. Perplejo por haber sufrido una caída. En su vida ciclista anterior parecía invulnerable. Ya no. Se cae. La perplejidad es, a veces, una variante del temor. Inseguridad. Armstrong humanizado, frágil.

Esos nombres han compuesto la coreografía de una vuelta maniatada por el resultado de la contrarreloj. Los 28 kilómetros de pelea individual inclinaron la carrera del lado de Leipheimer. Ni la llegada a la estación de San Isidro ni la Laguna de los Peces tienen entidad para estibar de otra forma la prueba. Y más si el único capaz de lanzar un abordaje, Contador, pone su generosidad al servicio del líder.

«Estoy encantado de que Levi gane esta carrera», comentó Contador ya en la meta. «Alberto es el héroe de España.Desde el primer día me dijo que esta carrera era para mí», agradeció el americano. Dichoso. Se subió al podio y«Ahora iré al Giro y luego prepararé el Tour para ayudar a Alberto, el mejor».