PRIMERA DIVISIÓN ESPANYOL

Los 'periquitos' se retiran a un hotel para buscar soluciones a la crisis

| COLPISA. BARCELONA Actualizado: Guardar
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«En el corazón del Empordà, entre los Pirineros y el mar Mediterráneo, rodeado por el inmejorable entorno de la Costa Brava, encontrará todas las comodidades y servicios para disfrutar de unas vacaciones inolvidables». Así se anuncia en su web el idílico hotel situado en Navata (Girona) donde el Espanyol busca la solución a su dramática situación en la Liga. El colista, a ocho puntos de la permanencia con sólo treinta en juego, se concentra allí y trabajará hasta el domingo apartado del mundanal ruido. Las vacaciones a las que hace referencia el eslogan publicitario son las que disfrutan estos días la mayoría de los rivales del club blanquiazul y lo de «inolvidable» puede ser el «palo» que se llevará la entidad si se consuma el descenso a Segunda, categoría en la que se estrenaría el nuevo estadio Cornellà-El Prat, la joya de un futuro cada vez más negro.

Afirmó el presidente, Daniel Sánchez Llibre, el martes por la noche, tras un tenso Consejo de Administración donde dejó claro que no dimitía, que los «pericos» necesitan 21 puntos para salvarse. «Debemos creer en los jugadores y el técnico», subrayó.

Ruego de Pochettino

Precisamente el entrenador se había adelantado horas antes al mensaje de esperanza del presidente al protagonizar una imagen reveladora: Mauricio Pochettino también cree en los milagros. Acompañado de su ayudante, Feliciano di Blasi, del preparador físico, Ramón Català, y de su mujer, el argentino ascendió a pie los doce kilómetros que separan la localidad de Monistrol del Santuario de la Virgen de Montserrat, donde un monje perico, José María Cardona, le hizo de mediador con La Moreneta. Normalmente los clubs suelen prometer una excursión a pie hasta el monasterio para agradecer éxitos deportivos conseguidos. Pochettino debe ver la salvación tan complicada que decidió cambiar la promesa por el ruego.

¿Cómo se ha llegado a esta situación surrealista? Unos culpan al presidente por obsesionarse con dejar un estadio nuevo y propio como legado de su paso por el club hasta el punto de descuidar la elaboración de un proyecto deportivo serio. Desde la demolición del mítico Sarrià en 1997, el Espanyol juega de alquiler municipal en Montjuïc. Un campo en el que los blanquiazules se sientan identificados era necesario, pero no hasta el punto de olvidarse de la parcela deportiva.

A principio de temporada se malvendió, por ejemplo, a Riera (Liverpool) y Zabaleta (Manchester City) y se confió una temporada tan importante en la historia del club a un técnico de la casa sin experiencia como Bartolomé Márquez. No salió bien. Y menos funcionó Mané como recambio. El director deportivo, Paco Herrera, fue despedido. Con Pochettino, último recurso, se ha buscado la vía anímica. El equipo ha jugado mejor, ha peleado más, pero la suerte es esquiva y los resultados también.