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Kosovo, una retirada coherente mal gestionada

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En este mismo medio y en artículos publicados los días 22 de febrero y 9 de mayo del pasado año, analicé la unilateral declaración de independencia de la provincia serbia de Kosovo, que fue contraria al Derecho Internacional. Desde el punto de vista de nuestro derecho interno, la permanencia en la KFOR, es decir, en la misión internacional de la OTAN en Kosovo, se convirtió en ilegal.

La intervención militar de la OTAN en Kosovo en 1999, con la finalidad de poner fin a las operaciones de limpieza étnica de las autoridades de Belgrado, así como a las acciones terroristas de grupos más o menos incontrolados, no estuvo exenta de discusión jurídica, ya que no tuvo autorización expresa del Consejo de Seguridad de la ONU -al igual que en la guerra de Irak- sin que en este caso, aquí en España se alzara voz alguna en defensa del Derecho Internacional.

Los bombardeos de la OTAN ablandaron la voluntad de Milosevic y se alcanzó un acuerdo, reflejado en la Resolución 1244 de junio de 1999 del Consejo de Seguridad de la ONU, que establecía que Kosovo debía seguir siendo parte integrante de Yugoslavia, y ahora de Serbia, su sucesora como sujeto de derecho internacional, estableciéndose su status jurídico de provincia serbia con autonomía tutelada por la ONU y ejercida por la OTAN.

La declaración unilateral de independencia de la provincia serbia de Kosovo, de 17 de febrero de 2008, en términos jurídicos fue contraria a la Resolución 1244, a la Carta de las Naciones Unidas y al Derecho Internacional, por mas que cuente con la aceptación expresa o tacita de la mayoría de los Estados miembros de la UE y de los EE UU.

Por su parte, el artículo 19 de la Ley de Defensa Nacional establece las condiciones que deben cumplirse para que nuestras Fuerzas Armadas puedan realizar misiones en el exterior, y que son: a) que se realicen por petición expresa del Gobierno del Estado en cuyo territorio se desarrollen, o estén autorizadas en resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU o acordadas por organizaciones internacionales de las que España forme parte, particularmente la UE o la OTAN; b) que cumplan con los fines defensivos, humanitarios, de estabilización o de mantenimiento y preservación de la paz, previstos y ordenados por las mencionadas organizaciones y que sean conformes con la Carta de las Naciones Unidas; y c) que no contradigan o vulneren los principios del Derecho Internacional que España ha incorporado a su ordenamiento.

La declaración de independencia de Kosovo cambió radicalmente la legalidad de la KFOR, ya que a partir de ese momento incumplía todos los requisitos del artículo 19 de nuestra Ley de la Defensa Nacional. En efecto, el beneplácito del estado soberano -Serbia-se convirtió en abierta oposición; la resolución 1.244 del Consejo de Seguridad fue violada por las autoridades de Kosovo; la misión del alto el fuego de la KFOR se transformó en complicidad en la consolidación de un Estado creado mediante un acto ilegal; y la búsqueda de la solución definitiva que pretendía alcanzar la ONU se sustituyó por la imposición de una solución unilateral, todo ello contraviniendo la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, y sin el menor respeto a la soberanía e integridad territorial de Serbia.

Por todo ello, España, acertadamente, no reconoció a Kosovo, pero sin embargo, constituía una contradicción jurídica y política nuestra permanencia en la KFOR, a la que debimos abandonar tan pronto como se produjo la violación del Derecho Internacional por parte las autoridades kosovares. España con la retirada de la KFOR, pone las cosas en su sitio y, aunque tarde, actúa correcta y coherentemente.

Sin embargo, la forma en que se ha llevado a cabo, a la luz de las ultimas noticias, pone de manifiesto que a pesar de las muy fuertes razones jurídicas y políticas que justifican la decisión de retirarse de Kosovo, todo parece indicar que ha sido producto de la improvisación y frivolidad que caracteriza al gobierno de Zapatero. No cuesta tanto hacer las cosas bien y en coordinación con nuestros aliados.