VORÁGINE. Benítez promociona su libro de cuentos. / M. GÓMEZ
Sociedad

«Mi próxima novela mostrará una visión fantasmagórica de Cádiz»

El literato roteño, premio Nadal 2007, piensa en un nuevo proyecto mientras promociona 'Oficios Estelares', la reedición de toda su narrativa corta

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Felipe Benítez Reyes (Rota, 1960) revive estos días la resaca del Premio Nadal. Entre periodistas y flashes, el literato promociona Oficios estelares, la reedición de toda su narrativa corta -Un mundo peligroso y Maneras de perder, junto a un libro inédito titulado Fragilidades y desórdenes-. La escritura es un «espacio de libertad y un proceso íntimo», dice. Por ahora, y mientras su pluma no deje de producir, Benítez Reyes tendrá que dar cuenta de las historias que llenan sus páginas exitosas.

-¿Por qué ha elegido el título de Oficios estelares para esta compilación?

-El título tiene un componente irónico, porque en realidad casi todos los protagonistas son personajes melancólicos que no se acabaron de entender bien con su destino, que tienen vidas sombrías y vidas imaginarias alternativas. La ironía es porque la mayoría de los relatos tienen una esencia melancólica, no tienen nada que ver con lo estelar.

-Poesía, novela, teatro y cuento, ¿cón qué género se siente más cómodo?

-Cómodo en ninguno. La escritura es un ejercicio de intensificación del lenguaje, de lo ficticio, lo imaginario. Cómodo no es nada, siempre es difícil. Me gusta la literatura como materia genérica, luego el género depende de los procedimientos técnicos que aplicas a una esencia que al fin y al cabo consiste en meditar y poner de manifiesto realidades que te inquietan.

-Siempre dice que la principal característica del relato ha de ser su brevedad, ¿alguna más?

-El relato está obligado a ser breve e intenso. Un buen relato empieza cuando se termina de leer, cuando empieza a reverberar. A fin de cuentas, todo relato es una narración elíptica, hay que sobreentender lo que ocurrió antes y lo que va a suceder después. Yo procuro que todo relato tenga una vida posterior al relato.

-A menudo meten tantos cuentos...

-(Risas). Quizá por eso esté desprestigiada la palabra y los escritores usamos el término relato, porque ser un cuentista... De todas formas, yo pertenezco a una generación en la que todavía se contaban cuentos. Era bonito, una manera de activar la imaginación y sobre todo, enseña al niño a convivir diariamente con esos mundos ficticios, esos mundos imaginarios, mundos construidos que se salen de la rutina de la vida.

-De todas esas historias inoculadas, ¿hay alguna que no soporte especialmente?

-Yo creo que en gran parte los cuentos anecdóticos son cuentos derivados de un gran cuento global. Hemos estructurado nuestra sociedad sobre la base de muchas mentiras y prejuicios y supersticiones.

-Dijo hace unos días de Andrés Neuman que era una promesa, ¿cómo se da el paso hacia una la confirmación?

-Es más una intuición. No creo de todas formas que todas las trayectorias sean ascendentes, hay gente que tiene unos comienzos brillantes y luego se desinflan y al revés. Esa inseguridad, ese saber que has escrito algo bien no significa que lo siguiente que hagas vaya a estar bien. Los escritores nos movemos siempre por arenas movidizas. Hay que ser muy prudentes.

-A menudo esa confirmación va ligada al éxito comercial.

-Hay muchos escritores que tienen muchas tentaciones. Más o menos uno sabe cuales son los ingredientes para que una novela tenga éxito, puede olfatear por dónde van los gustos masivos e intentar reproducir eso. Esos son espejimos a los que uno no debe sucumbir. La literatura es un espacio de libertad y un proceso de intimidad.

-¿Se sintió consagrado cuando recibió el Nadal?

-Fue un desconcierto. Uno no lo piensa, piensa si en la página 48 puso un adjetivo inadecuado. Y no lo pensé por pureza moral, no porque sea un integrista, yo soy partidario de que la literatura sea mejor o peor, agradable o terrible, tiene que ser entretenida. Pero son cosas que ocurren como fuera de uno, tiene una sensación de irrealidad. La verdad es que acabé un poco harto.

-¿Nuevos proyectos?

-Tengo uno en estado embrionario. Sólo puedo decir que se trata de una novela basada en Cádiz y de temática fantasmagórica.