SUSTO. Conchi y su marido descansaban ayer en casa de su hija Susana. / ROMÁN RÍOS
CÁDIZ

«Creí que había explotado una bomba»

Conchi, la mujer que quedó atrapada el miércoles en su vivienda de la calle Paco Alba al derrumbarse el techo del salón, relata cómo vivió el suceso

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«Estamos vivos de milagro». Ésta es la frase que no paraba de repetir ayer Conchi, la vecina de la calle Paco Alba que quedó atrapada en su vivienda tras derrumbarse el techo del salón y que tuvo que ser rescatada por los bomberos. Unos segundos, una reacción, una sola decisión le salvaron la vida. Por eso, Conchi y su marido estaban ayer asumiendo que aún estaban vivos y que afortunadamente podían contar lo que les había sucedido.

La afectada no puede dejar de llorar cuando recuerda aquel momento. «Escuché como si fuera un trueno y creí que había explotado una bomba en el salón. Después no se veía nada, estaba todo lleno de polvo», relata la vecina. Tal fue el miedo que sintió que quiso llamar a su hija Susana. A pesar del estado de nervios que tenía, cogió el teléfono, marcó el número de su hija y le contó que estaba atrapada y que se había derrumbado el techo del salón.

Al poco tiempo comenzó a oír ruidos al otro lado de su casa y entonces se temió lo peor, porque volvieron a caer escombros sobre el salón. Sin embargo, este miedo se transformó en esperanza cuando escuchó las voces de los bomberos, que le decían que la iban a sacar de allí. «Yo sabía que no me iba a pasar nada porque el techo de la cocina nunca había dado problemas y hacía poco que habíamos alicatado las paredes y todo», asegura.

Ahora, que ya es consciente de todo lo que pudo sucederle en la jornada del miércoles, quiere preocuparse por el presente, ya que a día de hoy está viviendo en casa de su hija y no tiene asegurado un techo para ella y para su marido después de 43 años viviendo en Paco Alba, 5. Y es que el matrimonio tuvo que salir a toda prisa y ni siquiera les dio tiempo a coger algo de ropa para los próximos días, al menos, hasta que los bomberos apuntalen la casa y les dejen entrar a coger sus enseres. La afectada asegura con lágrimas en los ojos que «estoy con lo puesto, sólo me he podido traer unas playeras y un abrigo».

Además, también teme por su futuro, cuando vuelva a su casa, ya que su vivienda también ha sufrido numerosos daños materiales, tanto en la estructura como en algunos de los enseres. «Los escombros han roto la mesa, la televisión y los butacas del salón, además de otros daños que sólo podremos calcular cuando volvamos», apunta.

nagrafojo@lavozdigital.es