Jerez

Uno de cada tres estudiantes que sufre violencia en la ESO se declara también agresor

El informe del Grupo Universitario de Investigación Social de Jerez pone el acento en el efecto 'feedback' La media de agresiones es ligeramente inferior en la provincia de Cádiz al resto de la comunidad andaluza

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Las víctimas se vuelven verdugos. Así lo pone de manifiesto el informe llevado a cabo por el Grupo Universitario de Investigación Social (GUIS) de Jerez, adscrito a la Escuela de Relaciones Laborales. El amplio dossier, titulado Estudio sobre comportamientos de riesgo (violencia, consumo de alcohol y drogas y conductas sexuales) en estudiantes de ESO de Andalucía, pone el acento sobre el efecto feedback de la violencia desde las edades más tempranas, «con génesis de la misma resultante, en parte, de su ocurrencia», según sus propios autores, encabezados por José Rodríguez Carrión.

Tras realizar un importante estudio confeccionado a base de encuestas, en el capítulo de consideraciones preliminares, el equipo de expertos expresa su «inquietud por el índice de violencia escolar detectado», a la vez que llama la atención «sobre el intercambio de los distintos roles». Así, destacan que en cifras aproximadas: uno de cada cinco encuestados dice haber sido víctima de conductas agresivas y, de estos, uno de cada tres participante. También ocurre a la inversa: uno de cada siete es participante (o sea, agresor o co-agresor) y, de ellos, la mitad también víctima.

Otra de las informaciones reseñables es que de entre los testigos, dos de cada tres (es decir, casi la mitad) optan por permanecer mudos.

Ellas, más sensibles

En segundo lugar, y en referencia a este apartado de violencia entre los estudiantes de Enseñanza Secundaria Obligatoria, el informe indica que las alumnas han mostrado una mayor sensibilización y los alumnos una mayor participación. En cuanto al alumnado de cursos inferiores, éste ha manifestado una mayor vulnerabilidad. Además, «el nivel formativo de los padres se ha conformado como factor protector, determinado esencialmente por un mejor conocimiento del concepto y un menor acuerdo en su uso para la resolución de conflictos». Asimismo, el alumnado de algunas provincia andaluzas refiere un mayor nivel de violencia, algo que podría estar relacionado, incide el estudio, en parte con actos de vandalismo.

En el caso de la provincia de Cádiz, los niveles son inferiores a la media andaluza: así, el 61% de los alumnos se declaran testigos de la violencia escolar (66,4% en la región); el 17,6% víctimas (frente al 18,4%) y el 13,8% participantes (frente al 14,5%). De las víctimas, el 31% es participante (vs 35,3% en la muestra); de los participantes, el 40% son víctimas (versus 44,7%); y de los testigos, el 40,1% dice haber permanecido mudo (44,8% en la muestra).

Un tercer apartado dentro de las conductas agresivas en la escuela pone de manifiesto además que la implicación en la violencia escolar (víctima, testigo o participante) incide en el estado de ánimo, rasgos de personalidad, así como en la percepción de su nivel en el centro. En el caso de víctimas y testigos, además, incluso en el deseo de no ir al centro por miedo. En el de participantes, también, en cómo conceptúan el uso de la violencia y estiman sus repercusiones.

Otro de los apartados que se refleja en la investigación es el de ocio, donde se hace hincapié en que los estudiantes emplean gran parte de su tiempo libre en el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Esto lo demuestra el que a diario más de nueve de cada diez vea la televisión, así como que siete de cada diez navegue por Internet, dedicando los fines de semana más de cuatro horas a dichas actividades y la mitad durante los días lectivos. El uso de videoconsolas es menor, si bien más de la mitad del alumnado andaluz juega con ellas en días lectivos casi dos horas diarias y cerca de un tercio hace lo propio tres horas durante el fin de semana.

El caso de la provincia de Cádiz es todavía más significativo, puesto que la proporción de quienes ven la televisión todos los días aumenta al 96,7%, y la media a 2,7 horas diarias.

La segunda conclusión es que los adolescentes son mayoritarios entre quienes juegan con la consola y también dedican a ello más tiempo que las adolescentes, si bien comparten el mismo tipo de juego como preferido: los deportivos. Tras esta afición que tienen en común ambos sexos, sin embargo, los varones prefieren los de acción con contenidos violentos y de estrategia, mientras que ellas prefieren los de mesa o los de tipo educativo.

Por último, casi la mitad del alumnado, más en el caso de las adolescentes, reconoce acudir al centro con teléfono móvil a pesar de que la mayoría de institutos de Andalucía lo prohíben.

eesteban@lavozdigital.es