Dos curiosos observan los balazos en un coche en Reinosa. / AP
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Sicarios asesinan al jefe de Policía de la mexicana Ciudad Juárez

La ofensiva militar del Gobierno contra el narcotráfico se ha convertido en un boomerang para el presidente Calderón

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La ofensiva militar del presidente de México, Felipe Calderón, contra los carteles del narcotráfico está siendo un boomerang con efectos todavía incalculables porque la violencia, lejos de disminuir, aumenta. Ayer unos matones asesinaban al jefe de la Policía de Ciudad Juárez y a dos escoltas mientras varias ciudades fronterizas estaban paralizadas por las protestas, financiadas por el cartel del Golfo según el Gobierno, contra el despliegue militar.

Con la muerte de Sacramento Pérez, el jefe policial acribillado en su vehículo junto a los escoltas, ya son 16 los policías rematados en esa ciudad, considerada la más violenta del país en lo que va de año. Y en estos 50 días las víctimas del crimen organizado ascienden a 280 sólo en ese estado. En todo el país también aumentaron. En el 2007, se contabilizaron 2.477 asesinatos. En el 2008, sumaron 5.376 fallecidos y hasta ahora al menos son 800.

Esos números le están pasando factura a la popularidad de Calderón y, lo que es peor, a la de su partido, Acción Nacional (PAN), que anda con la vista puesta en las elecciones legislativas de julio. El presidente prometió poner coto a esa escalada. Desplegó a 40.000 soldados por los estados más conflictivos, como Monterrey, Tamaulipas y Veracruz y ha cosechado decomisos y detenciones de jefes importantes, pero los encontronazos entre sicarios y uniformados llenan de inquietud a sus habitantes que sienten que viven en una zona de guerra'. sí ocurrió el martes en un tiroteo en Reynosa, Tamaulipas, muy cerca de una escuela primaria, murieron al menos 10 personas.

En Veracruz, unas 300 personas bloquearon peajes y una carretera federal exigiendo el cese de los controles militares y la desaparición de la Base de Operaciones Mixtas (BOM), en los cuales participan también otros cuerpos de seguridad del Estado.

Los uniformados abusan de la población civil, dice el grupo, que se hace llamar Familias Unidas y está integrado por mujeres con niños, jóvenes y ancianos. Desde hace una semana protestan, muchos encapuchados, cortando cruces fronterizos y calles.

Según el gobernador de Nuevo León, José Natividad González, el crimen organizado está detrás de las manifestaciones. «Hay elementos para pensar que se trata del (...) cártel del Golfo relacionado con los que se conocen como Los Zetas», dijo.

Contra el Ejército

Para el Gobierno, lo curioso es que las manifestaciones «ciudadanas» tiene lugar en los municipios donde las fuerzas armadas han asestado importantes golpes al narcotráfico. De todas formas, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México, afirma que desde que Calderón asumió la presidencia en diciembre de 2006 han recibido cerca de 1000 quejas contra el Ejército.

Es cierto que la militarización de México es un hecho visible, así como que los sicarios de los carteles son cada vez más sanguinarios. Combatirlos es una prioridad. El ministro de Economía, Gerardo Ruiz, la justificó desde París: «de no haberse comenzado la lucha contra el narco, éste pudo haber llegado a la Presidencia».