SEGURIDAD. Un policía polaco vigila un puesto de control de acceso a la zona de Cracovia que acogerá la cumbre. / AP
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La OTAN espera a Obama para decidir

La crisis eleva las reticencias aliadas para ampliar su despliegue en Afganistán

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La OTAN inicia hoy en Cracovia, con una reunión informal de ministros de Defensa, los preparativos de la trascendental cumbre que a comienzos de abril debería marcar un cambio de página en las actuaciones aliadas en Afganistán. Con la presencia del nuevo presidente norteamericano en Estrasburgo y Kehl, las ciudades francesa y alemana en las que se desarrollará el acontecimiento, se conmemorará, además, el sesenta aniversario del nacimiento de la organización aliada.

De la reunión de hoy, que concluye mañana, no se esperan decisiones. Fuentes diplomáticas de la Alianza resaltaban ayer que la nueva Administración estadounidense no ha explicado todavía oficialmente su nueva política hacia Afganistán. Está sobre la mesa la promesa de Obama de aumentar hasta 63.000 los 30.000 hombres que el Pentágono tiene desplegados allí. Anteanoche, la Casa Blanca dio noticias de estar dispuesta a cumplir una primera parte del compromiso, con el envío en abril de un refuerzo de 17.000 soldados.

Los europeos no quieren tomar posiciones al respecto. Al menos todavía. Esperan las formulaciones específicas de Obama desde una posición conservadora. España, con algo más de 700 hombres sobre el terreno, no ha dado en ningún momento señales de estar dispuesta a potenciar su contingente, sino más bien lo contrario. Y otro tanto les sucede a Francia, Reino Unido y Alemania. La crisis económica refuerza las reticencias de estos países a un mayor compromiso bélico en aquel escenario.

Ejército propio

De todos modos es aún pronto, y así se estima en la OTAN, para prejuzgar el desarrollo de los acontecimientos. Para los aliados, así como para los demás países que tienen desplegados operativos en el marco de la Isaf, está claro que es necesario acometer un esfuerzo importante para facilitar la asunción de responsabilidades por parte del régimen afgano. Tal momento no se percibe como próximo, pero una pacificación lo más amplia posible antes de que las autoridades de Kabul asuman plenamente sus responsabilidades es imprescindible. Por ello, la OTAN dará prioridad este año, como ya hiciera en el pasado, a la protección de las elecciones presidenciales previstas para el 20 de agosto. Todavía, sin embargo no están diseñados los apoyos militares para que los comicios se desarrollen en paz.

La formación de un Ejército afgano de más de 100.000 efectivos, cuando hace pocos menos se hablaba de 80.000 como máximo, y de una Policía capaz de combatir el narcotráfico, constituyen objetivos enmarcados en esa solución duradera para Afganistán.

La OTAN es también consciente de que el futuro democrático de Afganistán y la pervivencia de los reductos talibanes en Pakistán están interrelacionados. La Alianza, en cualquier caso, no extenderá sus actuaciones más allá de la frontera pero es política de los países que la forman presionar a India para que facilite la estabilidad en Pakistán.