Jerez

Los Domecq: nobleza obliga (I)

Esta familia de bodegueros, ganaderos y caballistas contribuyó sustancialmente a la distinción de Jerez

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Quizá sea este apellido el más conocido de la ciudad, el que por una u otra razón todos los jerezanos hemos pronunciado alguna vez y, cómo no, uno de los que más contribuyó con sus productos y marcas a la prosperidad del Jerez y de Jerez. Pero como no todo el mundo conoce sus orígenes, justo es hacer una somera descripción de su genealogía.

Los Domecq proceden de Bearn, antigua comarca francesa que, lindando con Navarra y Aragón, forma parte de los Bajos Pirineos. Existen documentos datados en el año 1385 en los que se citan a los Domecq de la Verguerie d´Usquain como una de las familias más antiguas de la región, como también que al rendir homenaje Juan de Domecq al Rey Sol, Luís XIV, el 18 de Marzo de 1666, éste le concedió el par de guantes blancos y la espada que aparecen en el blasón de la Casa.

En el año 1730 fundan en nuestra ciudad las bodegas que llevan su nombre, dedicándose a la comercialización de los vinos que producen y que son llevados a cabo con una adelantada visión empresarial para la época. Esto hace que cuando en 1794 Pedro Domecq Lembeye hereda de su tío el negocio, pueda continuar y desarrollar una eficaz gestión de organización, producción y venta. Fue una gestión que sitúa a Domecq a la cabeza del comercio de los vinos de Jerez, adquiriendo con sus productos gran prestigio y estabilidad financiera. Pedro Domecq Lembeye tuvo cinco hijas pero falleció de forma accidental en 1839 a la edad de 52 años.

A la muerte de éste le sucedió su hermano Juan Pedro, quien formó sociedad con sus sobrinas por sextas partes iguales, las cuales con el tiempo fueron vendiéndoles sus acciones, hasta que en 1864 se hizo con todas las participaciones, convirtiéndose en el propietario de la firma.

Durante el tiempo que como propietario rigió los destinos de las bodegas Domecq llevó a cabo algunas gestiones que otorgaron renombre y prestigio a la empresa. Tal fue adquirir en 1855 el magnífico palacio que construyera el Marqués de Montana, Antonio Cabeza de Aranda y Guzmán, y que, situado en la Alameda de Cristina, fue un referente del apellido conociéndose como el Palacio de Domecq, lugar de encuentro y reunión de toda la familia durante generaciones.

Juan Pedro Domecq Lembeye permaneció soltero, pero prohijó a Juan Pedro de Aladro, el cual llegó a ser un interesante personaje en la historia de la familia, pues, además de llevar el negocio con su primo hermano Pedro Domecq Lustau, fue destacado diplomático tanto dentro como fuera de España.

En el año 1869 fallece Juan Pedro Domecq Lembeye, pero dos años antes de morir formó sociedad con su sobrino Pedro Domecq Lustau, dejando como heredero de sus bienes a su hijo adoptivo Juan Pedro Aladro Domecq.

En este periodo en el que el negocio de la bodega fue llevado por los dos primos, la Casa Domecq se engrandeció sobremanera, ya que a pesar de su juventud uno y otro eran personas de gran valía, por lo que ampliaron las bodegas y completaron las obras de la viña El Majuelo en la privilegiada zona de Macharnudo, a la vez que fueron los creadores del Fundador, el primer brandy conocido y comercializado en España.

He aquí la historia: corría el año 1867 cuando Pedro Domecq Lustau recibió el encargo de elaborar 500 bocoyes de alcohol de calidad. Cosa que un empresario como él asumió tal si fuera un reto. A los dos años el alcohol se había convertido en un aguardiente de máxima calidad, mas cual fue su sorpresa cuando el cliente le comunicó la imposibilidad de hacer frente al pago del mismo. Ante la embarazosa situación, Pedro Domecq Lustau ordenó almacenar tamaña cantidad de alcohol en botas de roble americano de la bodega. Pasados cinco años, al hacer una cata, tuvo la sorpresa de que aquel aguardiente se había transformado en un precioso líquido dorado de fuerte pero delicado aroma. Nació de esta forma un extraordinario licor al que bautizaron con el nombre de brandy. Este descubrimiento hizo que se abrieran nuevas perspectivas de mercado, por lo que no tardó en traer de Inglaterra y Francia alambiques y maquinarias con las que poder lanzar la nueva bebida, la que aparece en el año 1874 con el nombre de Fundador.

Desde este último cuarto del siglo XIX hasta mediados del XX, las bodegas Domecq adquirieron con sus productos un extraordinario progreso económico y prestigio comercial extendiendo su red a Hispanoamérica con instalación de Domecq en México DF, en cuya exitosa gestión Pedro Domecq González fue personaje esencial.

Pero no abandonemos el hilo de esta hermosa historia en la que todos han tenido arte y parte, sobre todo los dos primos Pedro Domecq Lustau y Juan Pedro de Aladro y Domecq. Pedro fue el primer Domecq en casarse con una mujer española, Carmen Núñez de Villavicencio, quien le diera diez hijos de los que sólo vivieron seis, que fueron los primeros Domecq jerezanos. El creador de Fundador falleció en el año 1894. Su viuda, Carmen Núñez de Villavicencio, fue una mujer de gran carácter y dinamismo que sacó adelante a su familia y junto a sus hijos supo continuar la labor empresarial de su marido, por lo que en el año 1930 el Rey Alfonso XIII le concedió el título de Marquesa de Domecq en reconocimiento a la labor empresarial llevada a cabo por su marido.

Ya en el siglo XX el tronco genealógico bifurca sus ramas extendiéndose en cinco principales familias: Domecq Rivero, Domecq Díez, Domecq González, Domecq La Riva y Soto Domecq.

Continuando con la línea de esta serie, destacaremos a un miembro de esta familia, en esta ocasión será Don Álvaro Domecq y Diez. No obstante, queremos significar a cuatro miembros más del apellido Domecq quienes, por ser nuestros contemporáneos, labor, trayectoria y quehaceres cotidianos, han dejado una huella, pues con su obra dignifican a su apellido. Tales son José Ignacio Domecq González, Álvaro Domecq Romero, Beltrán Domecq Williams y Manuel Domecq Zurita.

José Ignacio Domecq González

(Jerez 1914-1990) fue cariñosamente apodado La nariz, no sólo por la prominencia de éste apéndice, sino por la alta especialización a la que llegó la utilización y empleo de su capacidad olfativa, la que unida a las restantes organolépticas le conferían unas características únicas y determinantes a la hora de dar el diagnóstico o análisis de cualquier vino.

Se casó con Ángeles Fernández de Bobadilla, de cuya unión tuvieron 12 hijos. Caballero por los cuatro costados cuya inteligencia, moralidad e integridad de hombre de bien dejó una profunda huella en todos los que le conocimos. Fue un gran jugador de polo y su afición al caballo fue una constante en su vida.

Álvaro Domecq Romero

Nace en Jerez el 8 de Octubre de 1940, estudia en los Marianistas y en el colegio del Palo de Málaga, dedicándose al campo y al caballo, sobre todo al rejoneo, afición heredada de su padre que eleva a cotas verdaderamente notables, siendo por su entrega pundonor y valentía el mejor rejoneador de su época. Hombre de gran voluntad, decide fundar una escuela donde se llevasen a cabo actividades sobre las artes ecuestres, las que debido a su acicate termina montando, siendo hoy, gracias a su espectáculo, un orgullo para Jerez y España.

Beltrán Domecq Williams

Licenciado en Ciencias Químicas y Enólogo, Beltrán Domecq Williams es el primogénito de Beltrán Domecq González y Ana Cristina Williams. Nació en Jerez el 9 de abril del año 1946. Ya desde niño recibió una educación bilingüe, siendo a partir de los once años de edad cuando es ingresado como interno en el colegio Rosales en Madrid, donde también recibió su formación el Príncipe Felipe y al que en la actualidad asiste su hija la infanta Leonor.

Completó sus años de preuniversitario en Inglaterra, tras los que regresó a España para matricularse en la Universidad Complutense, licenciándose en Ciencias Químicas para posteriormente hacerse enólogo, viajando para ello a Francia donde realizó diversos cursos de esta especialidad en Burdeos, Borgoña y Coñacs. Al finalizar su formación comenzó a trabajar en la bodega familiar de Williams&Humbert, pasando en el año 1973 a las bodegas Domecq. En dicha firma tuvo a su cargo la responsabilidad de la producción de vinos y brandys de Jerez, ocupando puestos directivos tanto en el plano técnico de producción, como en el de relaciones públicas. Cuenta en su haber con numerosos artículos y publicaciones técnicas sobre el vino y el brandy de Jerez. No podemos olvidar que fue su padre quien lo aficionó e introdujo en el apasionante mundo de la enología, pasión que se fraguó más si cabe a partir de su ingreso en Domecq, con el padrinazgo y el profundo conocimiento que le trasmitiera su tío José Ignacio Domecq González. Se encuentra en posesión de numerosos reconocimientos nacionales e internacionales, sobre todo en el Reino Unido, país que últimamente le ha nombrado Caballero de la Orden Del Vino. En la actualidad se encuentra laboralmente jubilado, aunque en estrecha y continua colaboración con Beam Global la multinacional, actual propietaria de las bodegas Domecq.

(Mañana, segunda y última parte de este artículo sobre la familia Domecq).